Ha sido un programa intenso, con sesiones largas, que fue avanzando esforzadamente hasta un resultado que fortalecerá nuestra unión respetando la pluralidad
Con un solemne oficio de clausura, el domingo 2 de junio se cerraron las sesiones del LII Sínodo Diocesano de la Iglesia Española Reformada Episcopal (Comunión Anglicana), que había comenzado el 30 de mayo, en la ciudad de Madrid, con el lema: »Mirando hacia el futuro».
Han sido tres días de sesiones con delegados de diferentes comunidades autónomas de España, tanto clérigos como laicos. Participaron como invitados el Obispo Diocesano de la Iglesia Lusitana (Comunión Anglicana), Rvdmo. D. Jorge Pina Cabral; también un representante especial del Arzobispo de Canterbury, Rvdo Canónigo D. Anthony Ball y un representante del Arzobispo de Utrecht, miembro de las iglesias Vétero-Católicas, Rvdo. Christian Edringer.
Se recibió a una nueva congregación de Santa Olalla (Toledo). Se aprobó un Plan Diocesano para los próximos cinco años, con nuevos apéndices producidos por el Sínodo; este Plan enfatizará cada año uno de los cinco aspectos importantes de la vida de la Iglesia: Comunión, Adoración, Discipulado, Misión y Servicio.
Se recibió información sobre la vida de las parroquias y departamentos, se renovó la Comisión Permanente y se nombró un nuevo responsable del departamento de Evangelización. Así mismo se tomó en consideración poner en marcha una fundación cultural y se atendieron cuantas consultas los asistentes desearon hacer o recomendar para iluminar la vida de la Iglesia, de forma que el Sínodo pudiera valorarlas.
También se aprobaron algunas mociones para dar relieve o modificar algunos puntos de nuestras Bases y Cánones.
En su conjunto, ha sido un programa intenso, con sesiones largas, que fue avanzando esforzadamente hasta un resultado que fortalecerá nuestra unión respetando la pluralidad.
Damos gracias a Dios por este tiempo de Gracia para la Iglesia, esperamos que las decisiones tomadas en el LII Sínodo ayuden a fortalecer más nuestra Misión de ser verdaderos anunciadores del Evangelio a todos los hombres y mujeres de buena voluntad en nuestra nación.