Estoy convencido de que este tema se resolverá por sí mismo, quieran o no los “demetrios”. No se puede detener el viento que sopla (evangelio de Juan), ni puede detenerse el agua
(Xabier Pikaza).- Don Demetrio, obispo de Córdoba, ha publicado una Carta Pastoral diciendo que las mujeres no pueden acceder al sacerdocio ministerial, y su «enseñanza» ha causado afirmación, escándalo o rechazo, según los casos.
Por un lado, D. Demetrio tiene mucha razón (no toda):
«La Iglesia no es dueña absoluta de los dones que le ha otorgado su Maestro, y ha respondido que no puede hacer algo diferente a lo que ha hecho su Maestro y Señor, Jesucristo», es decir, «el sacerdocio ministerial es un don, nunca un derecho. Por tanto, no puede entrar en el mercado de los derechos humanos, ni debe ser objeto de reivindicaciones».
Tiene razón al decir que «el sacerdocio ministerial no puede entrar en el mercadeo…» (pero tampoco en el suyo, D. Demetrio).
No tiene razón… porque Jesús no estableció históricamente un «sacerdocio ministerial» (aunque ese sacerdocio ministerial derive de la experiencia pascual de la iglesia, a lo largo de los siglos).
2) Pero D. Demetrio no tiene historia (ni ha llegado a la raíz del evangelio…) y así lo que dice ha de entenderse con mucho humor:
Por ello, «y de manera definitiva, la Iglesia ha establecido que la ordenación sacerdotal solo puede concederse a varones», de forma que «esta sentencia no podrá ser reformada nunca jamás, porque el Papa Juan Pablo II» la dictó «apoyado en el ejemplo de Jesús, en la Palabra de Dios, en la tradición viva de la Iglesia y en su infalibilidad pontificia».
D. Demetrio no tiene historia… porque si la tuviera sabría que (¡gracias a Dios!) el camino de la «infalibilidad» en la Iglesia pasa a través de líneas derechas y curvas, de propuestas fallidas y de recuperaciones. Bastará con observar lo que han hecho y dicho declaraciones conciliares y papales a lo largo de los siglos.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: