La forma es llana y directa. El fondo pudiera ser que el servicio a la evangelización y el compromiso a favor de los desamparados debe pasar por encima de cualquier crítica, incluidas las que provengan de la propia institución eclesia
(Martín Gelabert, op).- Lo que han dicho que el Papa dijo en su encuentro del 6 de junio con las religiosas y religiosos de la Conferencia Latinoamericana (CLAR), no tiene desperdicio.
En vista de la sorpresa que han causado las palabras puestas en su boca, la Secretaria de la CLAR se ha visto obligada a aclarar que lo publicado no responde exactamente a lo que el Papa dijo, sino que solo refleja «el sentido general».
Me basta con que reproduzca «el sentido general». Porque hace unos meses hubiera sido inconcebible que se pusieran en boca de un Papa unas palabras, más o menos parecidas a estas, dirigidas a las religiosas y religiosos: es posible que reciban una carta de la Congregación de la Fe, pero no se preocupen y sigan adelante. Abran puertas, hagan algo ahí donde la vida clama. Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: