No se puede renunciar a una lectura crítica, que cuestiona a la teología y promueve una fe adulta
(Rafael Aguirre).- La casa de los Misioneros del Verbo Divino de Dueñas se ha convertido un año más, durante la tercera semana de julio, en un campo universitario de verano de un curso bíblico. El tema, «Desafíos de la lectura de la Biblia en elsiglo XXI: a 50 años del Vaticano II», impartido por los profesores Rafael Aguirre, Carmen Bernabé y Carlos Gil.
Se están abordando temas de la mayor actualidad tanto en el mundo de la exégesis académica, como en la vida de la Iglesia y también de la sociedad. Así se comenzó con elestudio y discusión de lo que se ha convertido en un punto candente y contravertido: las relaciones entre la exégesis crítica y la lectura creyente de la Biblia.
Por una parte, no se puede renunciar a una lectura crítica, que cuestiona a la teología y promueve una fe adulta; por otra parte, la lectura creyente responde a la naturaleza misma de los textos bíblicos y promueve una razón abierta al don gratuito de Dios en la Historia.
Diversos métodos y acercamientos al texto bíblico se exponen y discuten con ejemplos prácticos: el uso de los procedimientos hermenéuticos judíos, las diversas formas de entender la exégesis canónica, las lecturas postcoloniales, feministas y sociocientíficas.
Los cursos de verano se prestan para abordar, con especial libertad y sin los encorsamientos académicos, los problemas más actuales, que, con frecuencia, no se estudian en los programas más reglados.
Son 40 los participantes en el curso, de diversos lugares de España y de muy diversas condiciones personales. Pero hay un denominador común: una cierta preparación previa y, sobre todo, un interés enorme por conocer mejor la Biblia. Esto hace que el curso sea realmente intenso, que los diálogos con los profesores sean extensos y que el intercambio entre los mismos alumnos resulte sumamente enriquecedor.
En este curso se trabaja con seriedad, porque el conocimiento de la Biblia se merece el mayor empeño y el máximo rigor. Como en todo curso universitario de verano que se precie, en el de Dueñas hay también espacio para alguna actividad social.En este caso lo sirve en bandeja el entorno que aúna los paisajes bellos y serenos de una Castilla, especialmente verde este año, y las huellas de la tradición bíblica presente en las impresionantes iglesias de los pueblos vecinos y sus bellísimos retablos.