No se trata de una simple adaptación del evangelio a los jóvenes, sino de un rejuvenecimiento de la Iglesia desde el evangelio, para jóvenes y mayores de edad
(Xabier Pikaza).- El Vaticano se traslada por unos días a São Sebastião do Rio de Janeiro, una de las ciudades más jóvenes, bellas, creadoras y caóticas de la tierra. Es ocasión de pasar de una mera JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) a un MJC (o un MMJC: Manifiesto Mundial de la Juventud Cristiana).
— Es problema de personas, pero también de convicciones y de instituciones:
— No bastan pequeños retoques, se necesita una renovación radical de la Iglesia, más allá del protestantismo del XVI, del modelo gregoriano del XI, del constantinismo del IV y de la helenización del II-III d. C.
— Más que el aggionamiento (ponerse al día) de Juan XXIII, hace falta un fuerte «rejuvenecimiento» (=ringiovanimento) de evangelio.
La JMJ de Río es una buena ocasión para volver a la inspiración original del evangelio y para descubrir y potenciar «la juventud» de la iglesia, algo que va mucho más allá de una mera JMJ.
Se acaba un ciclo, no sólo por vejez de lo vivido, sino por la novedad del evangelio. No se trata sólo de empalmar con un tipo de jóvenes de Río, sino de inyectar juventud de evangelio al conjunto de la Iglesia. Río es un buen lugar para empezar, como indicaré, señalando unos motivos y criterios de rejuvenecimiento de la iglesia.
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