Y los pasos de los peregrinos de la tierra serán hoy un canto de esperanza en comunión con los nuevos peregrinos de la eternidad
(Francisco Castro Miramontes).- Hoy, mi ciudad del alma llora con el corazón roto, como una madre sin consuelo. Y los pasos de los peregrinos de la tierra serán hoy un canto de esperanza en comunión con los nuevos peregrinos de la eternidad.
Desde el convento de San Francisco, en el corazón de Compostela, hoy sentimos como nuestros los sufrimientos de las víctimas de esta catástrofe y de sus familiares y amigos.
Hemos llevado mantas para los familiares de las víctimas y he donado mi sangre. ¡Ojalá pudiéramos hacer más, mucho más!
En breves horas, celebraré la eucaristía del Día de Santiago y pediré al Resucitado que acoja en su hogar de amor a quienes de esta manera, tristemente, amanecen a la luz de la eternidad.