Celebrar la fiesta de la Asunción es una invitación a relacionarnos como María, visitando a quienes nos necesitan
(Martin Gelabert op).- Alrededor del 15 de agosto se instalan en casi todas las Iglesias de Mallorca los catafalcos y lechos que representan la Asunción de la Virgen María. Estas escenografías, juntamente con algunas procesiones, novenas, canciones y otras manifestaciones populares son los restos de un ritual que conoció, en la época del Barroco, su máximo esplendor. La imagen de María yacente, que velan los ángeles y los apóstoles, recuerda la tradición, declarada dogma de fe por la Iglesia, que dice que la mujer que dio a luz a Cristo subió al cielo en cuerpo y alma, después de su muerte, imitando así el episodio de la muerte y la resurrección de su Hijo.
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