Doscientos años son el inicio para orar, contemplar y celebrar como “comunidad peregrina”
(Guillermo Gazanini).- Madre de las Iglesias, coloso, monumento de fe testigo de la historia de México, edificio misterioso y novedoso. En la Fiesta de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, celebrar doscientos años parece devolver la conciencia a cada fiel católico y habitante de esta Ciudad sobre la epopeya que implicó colocar piedra y cimiento, columna y retablo, capillas y criptas, cada torre y bóveda. Esta tarde, el tañer de las campanas y el peregrinar de fieles anunciaron el júbilo por los dos centenarios del fin de la construcción de la Magnífica Catedral, sede del Arzobispo, Primera Iglesia, Recinto de fe, Símbolo del Pueblo de Dios.
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