El seguimiento de Jesús implica casi siempre caminar "contra corriente" en actitud de rebeldía y ruptura frente a costumbres, modas, corrientes de opinión
(Juan Jáuregui).- Afirma Jesús: «He venido a prender fuego en el mundo». El fuego al que se refiere Jesús no es el ardor que a veces sentimos en el corazón cuando decimos que amamos a alguien; no es el fuego del entusiasmo. El fuego mesiánico de Cristo no es otro que el mismo Reino de Dios que conlleva en sí un elemento destructor, no de la obra del hombre, sino del pecado.
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