El radicalismo del discípulo de Cristo, a veces, sin buscarlo,lo lleva a momentos de tensiones, dolores desde el interior mismo
(Padre Eugenio Pizarro).- Hoy se nos muestra lo exigente y radical del Evangelio, del seguimiento de Cristo. El que sigue a Cristo ha de saber que su compromiso cristiano no puede ser tibio ni mediocre y debe recordar: «Ya sé lo que vales; no eres ni frío ni caliente ojalá fueras lo uno o lo otro. Desgraciadamente eres tibio, ni frío ni caliente, y por eso voy a vomitarte de mi boca». (Apocalipsis 3, 15-16).
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