El que vivió la angustia y padeció la cruz está ahora sentado a la derecha de Dios. Quienes participemos en sus padecimientos, participaremos en su gloria
(Ángel Moreno, de Buenafuente).- Pueden ser diversas las mociones interiores que se despierten al hilo de las lecturas que hoy se proclaman en la liturgia dominical. Y podríamos referirlas a situaciones de acoso personal que podemos sufrir y que por diferentes circunstancias adversas nos llevan a sentirnos hundidos en el lodazal. Pero si las leemos a la luz de la clave de Cristo las interpretaremos como profecías esperanzadoras que tienen su cumplimiento en la vida de Jesús.
También podemos contemplar las lecturas a nivel personal, en nuestra historia íntima, sin que nadie nos haya echado al pozo, ni perseguido, sino que por ser víctimas de nosotros mismos, podemos sentir la angustia de un callejón sin salida, por nuestras propias esclavitudes y dependencias.
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