En todos los rincones del mundo muchos, practicantes o no de una religión, a veces sin conocer explícitamente la propuesta de Jesucristo, movidos por el Espíritu, “se ponen en Camino”
(Jesús Espeja).- En las primeras comunidades cristianas no se habla de religión sino de «camino», ya roturado por Jesús de Nazaret. Quienes recibían el bautismo, entraban en la comunidad y se ponían en camino.
A veces olvidamos esta vocación original y reducimos el cristianismo a unas creencias en verdades formuladas y a unas prácticas religiosas que impone la Iglesia: «hemos comido y bebido contigo y tu has enseñado en nuestras plazas». Hay sociedades que se dicen mayoritariamente cristianas; no faltan ritos, procesiones y signos externos. Da la impresión que se comen a los santos. Pero ¿es suficiente con tener estos signos en nuestras plazas, en nuestras calles y hasta en nuestras casas?
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