La verdad es que abajo de la cintura llevo escondido un aparato para mujeres, muy sofisticado y muy valioso, completamente nuevo, sin estrenar, que yo nunca he usado ni pienso usar
(Jairo del Agua).- Una señora muy bien plantada regresaba a Miami desde Madrid en un vuelo de Iberia. En el asiento de al lado viajaba un cura de riguroso clériman.
Intercambiaron algún diálogo durante el viaje pero el cura se centró en su breviario y en sus dormiciones. Cuando ya faltaba poco para aterrizar la señora se dirige al cura y le pregunta:
– ¿Padre, puedo pedirle un favor?
– ¡Pues claro, hija mía! ¿En qué te puedo ayudar?
– Verá, Padre, es que compré en Madrid una maquinilla de depilar electrónica, muy sofisticada y muy cara. Tengo miedo de que supere mi límite en la Aduana y me la requisen.
¿Podría usted esconderla en alguno de sus grandes bolsillos? Seguro que a usted no le van a registrar.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: