Los embusteros están triunfando en la política, en la banca, en la bolsa, en la empresa, en la Iglesia, en el convento, en las familias..., en todas partes
(José M.. Castillo).- El hecho de engañar (o intentar engañar) a los demás se ha generalizado de tal manera y hasta tales extremos que, sin miedo a exagerar, se puede afirmar que la mentira es ya un componente de la cultura que, entre todos, hemos construido. Y además una cultura de la mentira, el embuste y la patraña, en la que vivimos integrados de forma tan connatural, que ya, no sólo no nos sorprende que se nos engañe, y que engañemos, todo lo que cada cual pueda y le convenga, sino que la cosa ha llegado a tal punto que, si uno ve que puede sacar provecho a base de mentiras y, sin embargo, no miente, es mucha la gente (yo mismo, sin ir más lejos, hay veces que me sorprendo pensando así) que considera, de quienes se portan de esa forma que son inútiles que no saben vivir.
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