Hombres consagrados que sirvieran a la humanidad caminos de salvación y esperanza. Y quiero reivindicar esta razón para el reconocimiento
(José Moreno).- Acaban de conceder la Medalla de Oro de Extremadura a una institución entrañable para mí como es el Seminario de nuestra diócesis de Mérida-Badajoz, en su 350 aniversario de existencia.
Desde que me enteré de la noticia, por la que sentí y siento una profunda alegría, reflexiono y medito sobre ello para vivirlo con sentido profundo…
He pasado en el seminario once años como formando, ocho como formador y más de veinticinco como profesor de Teología. Mi vida desde los once años siempre ha estado vinculada a la institución, y sé que no soy más que un grano de arena, o mejor de trigo, en ese sembrar y cosechar centenario del quehacer educativo y religioso del mismo. Pero siento la necesidad de reflexionar a la luz de los textos bíblicos dominicales en la semana de la noticia, que invitan a la humildad y a la sencillez: «se humilde en las grandezas humanas».
Y me pregunto por el por qué de esta medalla y el sentido de la misma, para unirme a esta celebración.
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