Ha querido acoger en un abrazo fraterno, largamente esperado, a esa enormidad de hombres y mujeres marginados por radicalizar el Evangelio junto a los pobres
(Marco A. Velásquez, en RyF).- Ha cumplido seis meses a la cabeza de la Iglesia, llevando a cuestas 77 años muy vitales. La fecundidad apostólica de su ministerio comienza a mostrar frutos universales. Para ello ha derribado viejos paradigmas y ha roto añejos conservadurismos. Ha traído de vuelta la confianza en la Iglesia, especialmente de quienes multitudinariamente se habían alejado y de grandes masas marginadas.
Luego de los sorprendentes gestos iniciales que escandalizaron a liturgos y curiales, resaltan como un sello distintivo de su servicio apostólico la impronta de la teología latinoamericana de la opción preferencial por los pobres y toda suerte de marginados. En ello la Iglesia universal no sólo redescubre la esencia de su ministerio profético, sino que también recupera la consideración social de una institución esencialmente servidora.
Para leer el artículo completo, pinche aquí
