Ellos son para la Iglesia y para nuestra Orden de modo particular, el despertador que nos despierte de la apatía y del paso cansino que tantas veces acompaña nuestra vida
Con motivo de la beatificación de veinticuatro hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que tendrá lugar en Tarragona el próximo 13 de octubre, se ha puesto en marcha una nueva web que recoge la biografía de estos mártires, testigos de la fe y la misericordia. Los hermanos fueron asesinados los años 1936 y 1937 mientras hacían su asistencia benéfica en diferentes hospitales.
Con motivo de esta beatificación, una de las acciones principales del Año de la Fe, la Orden Hospitalaria San Juan de Dios ha estrenado esta web para divulgar la obra de los veinte y cuatro hermanos que pertenecían a las comunidades de Valencia, Ciempozuelos, Calafell, Manresa, Málaga y Madrid, así como para explicar el trágico final que sufrieron los años 1936 y 1937.
La web recoge la biografía de cada uno de estos mártires con la intención de dar a conocer un poco más sus vidas sencillas, los trazos de su personalidad y su ejemplo de servir al prójimo a pesar de la precaria situación política y religiosa que se vivía en España durante la guerra civil. En la web también se explica cómo fueron capturados y asesinados mientras cumplían la orden de no abandonar la asistencia de los enfermos.
Por otra parte, la orden ha organizado una eucaristía de acción de gracias que tendrá lugar el 14 de octubre en la iglesia del Parque Sanitario San Juan de Dios de Sant Boi ya la que asistirán representantes del orden de todo el mundo, entre los cuales el superior general.
Los beatos mártires hospitalarios del siglo XX se suman a los 71 hermanos de San Juan de Dios que el Papa beato Juan Pablo II beatificó en Roma el 25 de octubre de 1992.
En palabras del Hno. Superior de la Orden Hospitalaria, Jesús Etayo: «ellos son para la Iglesia y para nuestra Orden de modo particular, el despertador que nos despierte de la apatía y del paso cansino que tantas veces acompaña nuestra vida. Su valentía y audacia, aunque estuviesen llenas de temor, es una oportunidad que nos brinda el Espíritu del Señor para reavivar la alegría y el entusiasmo de nuestra vocación y de nuestro servicio a los enfermos y necesitados».