Si la educación en España va mal, ha sido porque los gobiernos socialistas intentaron obsesivamente establecer el igualitarismo en el sistema educativo
(Jesús Bastante).- Raúl Mayoral es el director general de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, de la que afirma que «nuestros antiguos alumnos son nuestros mejores embajadores».
Afirma que los centros educativos de la CEU-San Pablo destacan por la calidad de su enseñanza, la formación integral y la «cultura del esfuerzo»: «El deporte es competir contra un rival, la educación es competir contra uno mismo«, explica.
Del sistema educativo español, Mayoral opina que «está hecho una escombrera por la inestabilidad y poca permanencia de las leyes de Educación», a la vez que critica que «en España parece que la Formación Profesional es el hermano pobre de la educación».
Define al Papa Francisco como un «Papa callejero», y defiende la vigencia de la Doctrina Social de la Iglesia: «No es mera hojarasca», asegura, «si todos los católicos nos la tomáramos en serio, habría una sociedad mejor«.
¿Cómo comenzó la Fundación?
Se inició en Madrid hace ahora justo 80 años: en 1933, una etapa muy convulsa. Los responsables de entonces fueron desarrollándolo, extendiéndolo y expandiéndolo, hasta que a día de hoy tenemos una Fundación Universitaria de la San Pablo CEU, que tiene tres universidades: en Madrid, en Valencia y en Barcelona. También tenemos colegios, tanto privados como concertados, una escuela de magisterio, una universidad de mayores, tenemos institutos de investigación… En definitiva, hoy en día el CEU cuenta con 2.500 empleados en toda España, en todos sus centros; y un número de alumnos que puede estar próximo a los 28.000. Y con una comunidad de antiguos alumnos que también supera los 30.000.
¿Suele ser una constante en la mayoría de instituciones de inspiración cristiana el afán por mantener el vínculo con sus antiguos alumnos?
Nosotros utilizamos el término formación integral, que en definitiva consiste en formar profesionales pero también formar personas. Esto enlaza con lo que es el carisma de la Asociación Católica de Propagandistas, que es en definitiva la obra madre de la Fundación Universitaria San Pablo CEU.
En cuanto a los antiguos alumnos, nosotros estamos muy orgullosos de ellos. Son nuestros mejores embajadores, los que mejor venden la marca CEU. Estamos en continua colaboración con ellos. Ayer mismo firmé un convenio con una empresa importante en el sector de los seguros para favorecer, con unas condiciones muy ventajosas, a los antiguos alumnos. Yo siempre digo que la mejor publicidad y el mejor marketing del CEU lo hacen precisamente los antiguos alumnos, que estudiaron en nuestras aulas hace tiempo y lo vivieron, y que ahora nos mandan a sus hijos, a sus amigos, a sus familiares. Y estamos muy orgullosos de ellos.
¿Empieza el nuevo curso con el Plan Bolonia definitivamente implantado?
Sí, ya hemos adaptado nuestras tres universidades a Bolonia. Ya empezaron los Grados, que tienen como especial novedad la reducción del número de años, lo que implica también una disminución de alumnos. Es por ello que nosotros llevamos ya varios meses con un Plan de Acción que elaboramos teniendo en cuenta la situación de aprieto económico que hay en España, y la competencia que hay en el sector de las universidades, en especial las privadas. Y teniendo en cuenta también lo que implica Bolonia: que se acortan los años durante los que los alumnos realizan sus estudios. Por tanto, elaboramos nuestro Plan de Acción para adaptarnos a un entorno que en principio parece hostil y difícil. Pero entendemos que con los números que tenemos estamos saliendo bien parados, a pesar de la situación de crisis que hay en España.
¿Eso habla por sí solo de la calidad de vuestra enseñanza?
Y de la propia sociedad española, que entiende la educación como una inversión por la que hay que apostar, quizá privándose de otras cuestiones, posibles lujos, ocio o entretenimiento… Los padres españoles deciden que a sus hijos hay que darles la mejor educación.
¿Es la educación en este país uno de los principales caballos de batalla del bipartidismo?
Sí, es una pena.
¿Qué novedades presenta CEU para este curso?
Lo que a nosotros más nos ha ocupado y preocupado en estos últimos años es el bilingüismo. Ya en todas las facultades de todas nuestras universidades hay al menos una titulación que se imparte en inglés. Luego tenemos algunas en francés, como por ejemplo la titulación de Veterinaria en la universidad Herrera Oria de Valencia.
A parte de que hemos puesto en marcha nuevas titulaciones, nuestra principal novedad (de la que hacemos gala y sacamos pecho) fueron las dobles titulaciones. Fuimos pioneros en poner en marcha las dobles titulaciones, de las que quizá la más emblemática es la de ADE y Derecho. Pero el proceso sigue, ahora se están fusionando distintas disciplinas y surgen nuevas carreras. Sobre todo en el mundo de la comunicación y el periodismo, donde todo el tema de las nuevas tecnologías y de las redes sociales está generando nuevos nichos de mercado a los que hay que dar demanda desde el punto de vista de la formación.
Entonces, como digo, hemos apostado por la internacionalización (el bilingüismo es prueba de ello), pero también esa internacionalización supone que hay que atraer a alumnos de fuera, del extranjero. Estamos en ello, y probablemente entre nuestras tres universidades estemos ya en los 500 alumnos extranjeros. Tenemos alumnos de Taiwán, de China, de Francia, alumnos italianos, alumnos hindúes que nos vienen vía Londres… Y también queremos expandirnos en Hispanoamérica, traer alumnos de Colombia, de México, etc. Esto no solamente lo está haciendo el CEU, lo están haciendo todas las universidades (incluso las públicas), porque la demografía en España es la que es, la competencia también (en España hay unas 80 universidades, entre públicas y privadas), así que hay que agudizar el ingenio y buscar «clientes» fuera. Por eso estamos con la política de internacionalización, que como decía antes implica tener grados en bilingüe, concertar convenios con universidades extranjeras para movilidad de profesores y alumnos, proyectos de investigación conjuntos…
¿Hay demasiadas universidades?
Yo creo que sí, y ése es el problema. La proliferación de universidades que ha habido en los últimos años ha sido un gran error. Todas las comunidades autónomas querían tener su propia universidad, y luego cada provincia de cada comunidad autónoma quería tener también su propio campus universitario. Creo que eso fue un error y que necesariamente vamos a ir hacia una simplificación, como ocurrió en Francia, donde también se fue incrementando el número de universidades, que ahora se están fusionando. Es muy complicado mantener, sobre todo en el ámbito de lo público, facultades y escuelas universitarias donde hay ocho o diez alumnos matriculados en una titulación. Es más barato mandarles a Harvard y pagarles los estudios que mantenerlos aquí. Pero bueno, eso es una cuestión que incumbe a los políticos, tanto los de ámbito nacional como los autonómicos.
¿Qué es lo que le da al CEU su sello de calidad?
Bueno, la calidad, al igual que la excelencia, es un término muy manido. La mejor universidad es la que enseña mejor, eso es así de simple. Lo que los padres miran hoy en día cuando van a elegir universidad para sus hijos es el prestigio, la reputación, el buen nombre de la universidad. Y eso lo da también la experiencia, que haya un buen profesorado con vocación y con una buena formación… y el tratamiento que se da a los alumnos. El CEU se caracteriza (y yo que soy antiguo alumnos lo pude percibir) por un tratamiento muy personalizado y muy directo con el alumno. Hay un seguimiento y un acompañamiento tanto a nivel de formación académica como de formación humana.
Otra cosa que hay que tener en cuenta es que los padres de hoy empiezan a valorar otros parámetros, en especial las salidas profesionales que pueden tener sus hijos. Entonces, tienen en cuenta si la universidad tiene convenios con empresas, si tiene vocación internacional, idiomas, instalaciones… Pero en definitiva, nosotros nos caracterizamos porque cuando los padres nos dejan a sus hijos en las aulas saben que les vamos a dar una formación no estrictamente académica, sino también humana. No podemos olvidar nuestras raíces: somos una universidad católica, y por lo tanto tenemos que acompañarles tanto en el ámbito estrictamente educativo como en el de la fe. En el CEU entendemos que nuestros alumnos (tanto de universidades como de colegios) deben ser buenas personas, excelentes profesionales, y fieles a los principios del Evangelio.
Quien viene al CEU sabe que somos una institución educativa creada por la Asociación Católica de Propagandistas.
¿No tenéis estudiantes que se definen como no creyentes?
Pro supuesto. Y ahora con la internacionalización, nos llegan estudiantes de China por ejemplo que preguntan qué es la Doctrina Social de la Iglesia. Entonces ha habido algún conflicto, pero lo hemos solucionado impartiendo esa asignatura desde un punto de vista amplio de lo que es la creencia y el hecho religioso.
Nosotros siempre decimos que en el CEU se configuran espacios no solamente para el conocimiento sino también para la libertad. Es decir, si el conocimiento es libertad, nuestros espacios educativos lo son también. Favorecemos el diálogo, la participación, la búsqueda de la verdad (que es la finalidad última de la educación)… y eso contribuye a crear ciudadanos robustos para crear a su vez sociedades civiles donde haya participación ciudadana, que es lo que las sociedades necesitan además de la transparencia institucional. Eso es lo que nosotros inculcamos a nuestros alumnos, y también les acompañamos en el camino de la fe. No ocultamos en ningún caso nuestra raíz católica. Le damos cauce a la religiosidad, al componente católico de nuestros centros.
Hablabas de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) como elemento configurador no sólo de la educación sino también de la personalidad del alumno como ciudadano. ¿Te parece eso fundamental en esta época de dificultades, falta de respuestas y carencia de inquietudes?
Si todos los católicos o todos los cristianos nos tomáramos en serio la Doctrina Social de la Iglesia habría una sociedad mejor. La DSI no es algo añejo, no es mera hojarasca. Es una realidad viva, y lo que hay que hacer es aplicarla al momento concreto en el que estamos, para que sirva de orientación y de brújula en estos momentos de tanta convulsión y tantas turbulencias. En temas morales, la DSI es una luz fuerte y potente que nos debe ayudar. Nosotros, como católicos, tenemos nuestra moral. Pero hay una moral que debe tener toda persona por el hecho de tener conciencia, y que nos debe llevar a diferenciar el bien y el mal (cuyos límites últimamente se están oscureciendo, no están nítidos). Creo que una lectura sosegada de la DSI contribuye a que cualquier persona, creyente o no, pueda ver esa línea nítida entre el bien y el mal, y a encontrar puentes de entendimiento.
Yo suelo decir que hoy en día es muy fácil ser católico en nuestros hogares, en la parroquia, en los colegios a los que llevamos a nuestros hijos… pero no tanto en la plaza pública, donde uno se confronta con personas que no piensan como él. Ahí es cuando tenemos que tener la suficiente templanza para sabernos relacionar con el otro, e invitarle a buscar la verdad. Creo que ésa es la asignatura pendiente del católico: cuando se juega fuera de casa.
Cumplido ya medio año desde el nombramiento del Papa Francisco, ¿podrías hacer un balance?
Bueno, creo que este Papa va a ser como todos los papas: continuador del plan de Dios en la tierra. Pero creo que cada papa, como personas que son, imprime su estilo, su carácter, y evidentemente el del Papa Francisco es diferente. Diferente a Benedicto XVI y a Juan Pablo II, por citar a los dos últimos papas. Si se mantiene la esencia, lo que no es esencial (por ejemplo el estilo, la manera de representar la Palabra de Dios) puede ser diferente, y es normal que llegue a las personas de distinta manera.
Lo que veo de este Papa es que, a diferencia del «Papa viajero» Juan Pablo II, o del «Papa intelectual» Benedicto XVI, es un Papa callejero, en el sentido de que quiere el contacto con la gente. En Buenos Aires cogía el metro o el autobús para ir a todas partes, y ahora en Roma está demostrando que quiere esa cercanía y ese contacto con la gente.
¿Qué piensas respecto a la LOMCE, la nueva ley de Educación en España? ¿Te parece positivo que haya continuamente reformas en las leyes educativas de nuestro país?
Las recurrentes reformas son nefastas, nefastas para la sociedad, para los padres, para los estudiantes... Es nefasto porque cada cierto tiempo, en función de la ideología, de quién ocupe el poder de la nación, se van elaborando distintas leyes. Pero también hay que decir una cosa, y es que los únicos que han hecho leyes educativas en la democracia han sido los socialistas. La derecha todavía no había hecho una ley, (hizo una que no se llegó a aplicar). Esto significa que, si la educación en España va mal, no es sólo por esa situación de inestabilidad o de poca permanencia y durabilidad de las leyes, sino también por los sistemas educativos que hemos tenido, originados por gobiernos socialistas, y que en mi opinión no han sido muy acertados. ¿Por qué? Por esa obsesión que el socialismo tiene en el igualitarismo.
Lo de la igualdad está bien, pero en determinados campos. En el campo de la educación, debe haber igualdad para que todos tengan las mismas oportunidades de llegar a la educación; pero cuando uno está en un aula tiene que haber siempre un primero y un último. Porque la educación es competir. El deporte es competir contra un rival. La educación es competir contra uno mismo. Por lo tanto, tiene que haber un primero y un último, y eso es lo que nunca han entendido los gobiernos socialistas, que han intentado establecer el igualitarismo incluso en la educación. Y eso no se puede.
Por tanto, por un lado es un error la inestabilidad, que genera incertidumbres, y que hace que el sistema educativo de España esté hecho una escombrera.
Respecto a la Ley Wert, tiene medidas que pueden resultar buenas, positivas para la educación en España. Peor también creo que tiene algún defecto y alguna necesidad de corrección.
A mí me parece muy bien que el Ministerio de Educación quiera combatir con esta ley el fracaso escolar, que es indignante, hiriente. Hay un 25% de abandono escolar, y eso es muy negativo porque se ha renunciado a la cultura del esfuerzo. Hasta el 40% de los estudiantes ha suspendido una vez, cuando lo que tenemos que buscar es la preparación de nuestros jóvenes no sólo para la profesión (lo mercantil), sino para la vida. Para que el día de mañana sean buenas personas, buenos padres de familia, etc.
Lo del mundo globalizado ya suena a tópico, pero es verdad: nuestros estudiantes el día de mañana tendrán que competir con gente de fuera. Y lo que ha ocurrido en España en los últimos años es que todo el mundo hacía una carrera, bien por inercia o porque los padres solemos querer que nuestros hijos sean universitarios… cuando hay jóvenes que no están capacitados para ser universitarios, y cuya vocación o cuyo destino profesional a lo mejor es la formación profesional (FP), por ejemplo. Parece que la FP es el hermano pobre de la educación en España, mientras que en otros países tiene unos niveles de prestigio tremendos. Y precisamente una de las cosas positivas de la Ley Wert es que se está intentando vigorizar la FP. Todos los ciudadanos deben tener las mismas posibilidades de estudiar si lo desean, pero no todos están capacitados para estudiar una carrera universitaria. Entonces, llevar a un chico a la universidad y que no pase de primer año porque no estudia o porque no le da la capacidad mental para ello… creo que es un error. Y todo esto es producto de la mentalidad de la sociedad.
Yo entiendo que los padres quieren lo mejor para sus hijos, y parece que el título universitario es el que luego les abre las puertas para todo, pero hay capaces que no necesitan un título universitario, o que no son capaces de sacar la carrera.
¿Cómo podemos contactar con el CEU?
La página central del CEU es www.ceu.es. Allí se pueden encontrar todos los centros, que tienen su propia página web a la que se puede acceder directamente. Lo importantes es que si algún padre o algún chico quiere venir a estudiar a nuestros colegios o a nuestras universidades, sepa que ahí tiene garantizada la formación integral (profesional y humana).
Por último, ¿hay novedades en cuanto al proceso de beatificación de Ángel Herrera?
El proceso va lento. Ya hemos superado algunas fases, pero todavía estamos ahí. Pero no vamos a parar ni a desfallecer hasta que lo consigamos, porque creo que el siervo de Dios Herrera Oria se lo merece, y además da muestras de ayudar sobrenaturalmente a nuestra institución, y también a otras personas que nada tienen que ver con la Asociación Católica de Propagandistas.
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