En este país no ha habido convivencia de religiones prácticamente desde la Reconquista... Siempre ha habido una primacía de lo católico, y por tanto lo ecuménico no despierta gran interés
(Jesús Bastante).- Javier Gogaescoechea se llama igual que su hijo. Los dos representan a una editorial hermanada con Religión Digital: Desclée de Brouwer. Vinieron a Madrid para participar en el LIBER y nos contaron sus novedades editoriales sobre psicología, teología, espiritualidad y crecimiento personal.
Se consideran «una editorial moderna, dentro de un sector un poco anclado en las tradiciones» como es el del libro religioso, y combaten con trabajo y profesionalidad «la cultura de todo es gratis que hay en Internet» a raíz del nacimiento del libro digital.
¿Qué magnitud tiene la presencia de editoriales religiosas en este tipo de ferias?
Importante. El libro religioso, a nivel de exportación a América Latina, tiene una de las mayores cifras de ventas. Creo que es el renglón que más se exporta, aunque en eso tienen bastante que ver las Biblias y demás «publicaciones oficiales».
En ese sentido, ¿se considera a España un centro, a nivel de producción editorial en castellano?
Sí, aunque cada vez están haciendo más cosas allí. En México, por ejemplo, están sacando publicaciones muy importantes. Son potentes, sobre todo en liturgia.
¿Cómo surgió Desclée?
Desclée lo fundó mi padre, el abuelo de Javier, en el año 1944. Él trabajaba en Bélgica, y allí la editorial Desclée de Brouwer era toda una potencia: tenía más de mil trabajadores entre la editorial y la imprenta. Ellos imprimían un misal en latín y con traducción al castellano, y tenía mucho prestigio. Era como el Mercedes de las editoriales. Cuando vino la Guerra Mundial vinimos para España, tras vivir en Bélgica los principios de la ocupación, en el año 1944. Antes de que se marchara, los de la editorial le dijeron a mi padre que trajera un poder a España, para pagar alguna deuda que tenían y cosas por el estilo, y también le dieron la libertad de comercializar algún libro si lo veía posible.
Él pensaba trabajar en España en una oposición que se había sacado, pero llegado el momento vio que no era posible porque estaba castigado políticamente. Entonces, desarrolló Desclée. Comenzó comercializando los manuales en latín que estudiaban los seminaristas, y a la vez empezó a editar en España como una sucursal de Desclée de Brouwer.
Hizo una colección que se llamaba «Educación y Familia», toda traducida del francés, que ahora nos podría parecer un poco antigua, pero que en la España franquista fue rompedora. De algunos títulos se vendieron más de 300.000 ejemplares, y estuvieron bastantes años vigentes.
Poco a poco fue empezando a editar otro tipo de libros, sobre todo de espiritualidad, y fue un hito conseguir publicar el misal Lefebvre en castellano. Consiguió imprimirlo y encuadernarlo en España.
Y así hasta que en el año 65, con el Concilio Vaticano II, ya las lenguas vernáculas tomaron carta de naturaleza para la liturgia. Algunas editoriales quebraron y desparecieron, y muchas otras salimos perjudicadas. Así que en compensación nos dieron la edición de los libros litúrgicos ya en castellano (pagando una serie de royalties a la Conferencia Episcopal). En el año 1958 ya Desclée se constituyó como una sociedad anónima (hasta entonces había sido una delegación de la editorial belga).
Yo estudié Derecho y Ciencias Económicas en la universidad de Deusto, pero al final me convencieron para continuar con el negocio familiar. Y cuando ya me entró el veneno de la tinta impresa, me quedé encantado. Así que estoy en Desclée desde el año 64.
Al año siguiente fue un año vital para Desclée, a pesar de la caída de los misales, porque salió la primera edición de la Biblia de Jerusalén, que la gente aprecia en especial, y los especialistas más. Eso marcó nuestro despegue de manera importante. Al principio teníamos que contar con los belgas para poderla exportar a América Latina, pero los belgas no iban bien. Ellos creían que lo que más inversiones atraía era la imprenta, pero en aquellos años la imprenta evolucionaba mucho, se empezaba a imprimir con rotativas en papel Biblia, la fotocomposición cambió radicalmente… y tuvieron que obligar a sus editores a imprimir en la imprenta propia de la editorial. Pero para un editor es mortal perder la libertad de elegir a sus proveedores. Así que poco después los belgas desparecieron, y todo esto fue evolucionando, y en el año 70 sacamos una colección de psicología que hemos seguido manteniendo, porque funciona muy bien.
Es curioso que una editorial religiosa surgiera en la España de entonces de manera totalmente independiente, sin pertenecer a ninguna congregación, por ejemplo
Sí, ya desde entonces éramos una editorial laica. Y así seguimos ahora, 70 años después. Si hemos logrado ser una editorial reputada, creo que es porque desde el principio editamos libros de teólogos de mucha categoría (José María Díez-Alegría, el Padre Llanos, el obispo Alberto Iniesta, Casaldáliga, etc.). Pero en ocasiones recibimos presiones por editar las obras de algunos de estos personajes.
¿Por qué editáis este tipo de libros?
Mi padre era un hombre religioso, convencido. Y yo también. Creímos que teníamos un nicho, y que además podíamos ser independientes. Las ataduras que tenemos las tenemos por nosotros mismos, por nuestras limitaciones. Pero podemos editar los testimonios de personas creyentes que se expresan con libertad, y no tenemos las limitaciones que tienen otras editoriales que pertenecen a grupos religiosos. Eso para nosotros es un valor.
¿Qué es Desclée hoy?
Una editorial moderna. Dentro del fondo religioso, fuimos los primeros que montamos página web, que pusimos los primeros e-books en venta, etc. Nos consideramos una editorial moderna, dentro de un sector un poco anclado en las tradiciones.
La mitad de nuestra producción versa sobre temas como psicología, autoayuda, ética… lo que hace que no se nos encasille como una editorial exclusivamente de libro religioso. Hemos conseguido compaginar muy bien el libro religioso con el libro general especializado. Por ejemplo, en el área de la psicología hemos sido muy fieles a la línea cognitivo-conductual, y hemos conseguido crear una colección que tiene casi 300 títulos, convirtiéndonos en el segundo o en el tercer editor en lengua castellana sobre estos temas. Hemos conseguido que los psicólogos nos conozcan, entrar en la UNED, penetrar en el mercado de las librerías…
Otro gran hito para nosotros ha sido la colección Serendipity, que supuso la entrada de nuestra editorial en el libro de psicología divulgativa, de crecimiento personal. Dentro de la misma colección hicimos una serie más técnica y otra más divulgativa, que son libros de los que se suelen llamar «de autoayuda». Hay ejemplares que se venden una barbaridad, por encima de 150.000 ejemplares. Llevamos 36 ediciones, y siguen vendiéndose.
Tenemos otra colección relativamente nueva, que se llama Amae. Está más orientada a la educación, y es una forma de divulgar la pedagogía. Está dirigida a padres y educadores con hijos o alumnos entre bebés y adolescentes.
¿Habéis sacado alguna colección que no haya tenido buena acogida, que no haya funcionado?
Una colección sobre ecumenismo. Es natural teniendo en cuenta que en este país no ha habido convivencia de religiones prácticamente desde la Reconquista… Siempre ha habido una primacía de lo católico, y por tanto lo ecuménico no despierta gran interés.
¿Cuántos libros edita Desclée al año?
Más de 100 novedades. Reimpresiones, más de 400. El canal librería está tan saturado que tuvimos que bajar el número de novedades, pero en tiempos mejores llegamos a sacar 150 libros nuevos anuales (una parte importante de ellos en euskera).
Es una buena cifra hablando de una mediana editorial familiar, y teniendo en cuenta además que las grandes editoriales manejan otros números por las novelas, fundamentalmente. No es lo mismo vender novelas que libros de teología. Nosotros dependemos de librerías con secciones técnicas, pero el mercado lo dominan la FNAC y El Corte Inglés.
¿Os está perjudicando el e-book?
Claro, la gente se descarga los libros y no los paga. La cultura de «todo es gratis» que hay en Internet nos está haciendo polvo, y la ley tampoco nos protege. Con la cultura de piratería que hay en este país, no hay nada que hacer.
¿Cuáles son vuestras últimas novedades?
«El joven homosexual» es el libro más visitado en la página web en los últimos tres meses. Estamos también reeditando las «Teologías populares» de José María Castillo, y el Evangelio de «La Religión de Jesús».
¿Hacia dónde quiere ir Desclée en el futuro inmediato?
En estos momentos no podemos vivir del libro digital, y creo que el libro en papel no va a desaparecer en un futuro más o menos cercano, pero sí va a perder cada vez más importancia frente al libro digital. Esperamos que de una vez por todas los políticos protejan los derechos de autor, y se puedan comercializar estos libros con la seguridad jurídica de que no te los copien, porque en la cultura no tiene por qué ser todo gratis. La cadena de valor autor-editor-distribuidor va a cambiar. El negocio en sí está cambiando, y todavía va a cambiar más.
A los pioneros en la conquista del oeste les mataron los indios, y luego los colonos se establecieron. Y creo que en nuestro caso, ser pioneros también nos comporta bastantes sacrificios. Pero también una parte de reconocimiento.
Nosotros queremos seguir estando ahí mientras podamos.
Estamos encantados con el acuerdo de coedición que tenemos con Religión Digital. Nosotros trabajamos ágilmente, pero la verdad es que nunca habíamos sacado un libro tan rápido como el de Francisco.