Las palabras de Isabel Gómez Acebo, autora de Francisco, el pañero de Asís, nos descubren la actualidad de Francisco y su legado, ahora que otro Francisco, Bergoglio, está haciendo realidad el mandato: "Ve, Francisco, y repara mi iglesia en ruinas"
Hay ocasiones en las que un libro, en este caso una novela, nacen con el viento de cara. Por la calidad de sus letras, por la personalidad de su autora, por el tema abordado, y por la propia actualidad. Es el caso de «Francisco, el pañero de Asís«, la primera novela de Isabel Gómez Acebo (segundo título de la coedición RD-Khaf) y que será presentada este miércoles en Madrid. Apenas ha salido a la venta, ya podemos anunciar su reimpresión: la segunda edición ya está llegando a las librerías, tras la importante demanda de ejemplares que llegó a las oficinas de Khaf.
«Francisco, el pañero de Asís»,que relata la vida del «poverello», será presentada el próximo 16 de octubre, a las 19 horas, en la Fundación Rafael del Pino (calle Rafael Calvo 39 de Madrid).
En el acto intervendrán, además de la autora, Dª Pilar de Borbón, Marcelino Oreja , el editor de Khaf, Juan Pedro Castellanos, y el director de Religión Digital, José Manuel Vidal. El diálogo será moderado por Jesús Bastante.
Las palabras de Isabel Gómez Acebo, autora de Francisco, el pañero de Asís, nos descubren la actualidad de Francisco de Asís y su legado, en un momento en que otro Francisco, el Papa Bergoglio, está haciendo realidad el mandato del «poverello»de Asís: «Ve, Francisco, y repara mi iglesia en ruinas«:
«La Iglesia en el siglo xiii se desangraba con multitud de movimientos contrarios a ella que abandonaban su nave por no estar de acuerdo con el comportamiento de la jerarquía, siempre aliada con el dinero y el poder. La intención de la mayoría era volver a los primeros tiempos, cuando los cristianos, perseguidos y débiles, eran capaces de vivir una vida fraterna con todos los bienes en común. Un comportamiento que generó muchas conversiones al seguimiento de Jesús de Nazaret.
Francisco de Asís, que era hijo de su tiempo, se alimentó de esas ideas reformadoras, pero para impulsar que el cambio se diera dentro de la Iglesia. No era un hombre conocedor de saberes profanos, pero no le hacían falta en el camino de pobreza y austeridad que escogió para la evangelización. Recorrió media Europa y también consiguió miles de seguidores.
Nuestra Iglesia también se desangra y no todo el mundo coincide en los motivos. El papa Francisco ha escogido el camino de buscar al hombre de nuestro tiempo y lo hace sin teologías sofisticadas y sin la pompa del poder, con un comportamiento misericordioso y austero, como hiciera en su día el santo de Asís cuyo nombre ha escogido»
No dejéis de leer la novela sobre S. Francisco de Isabel Gómez Acebo. El Santo de Asís va a inspirar estos años en la Iglesia. Como muestra os dejamos con lo que dice sobre el el Papa Francisco en su última entrevista:
«[San Francisco] Es grandísimo porque es de todo. Hombre que quiere hacer, que quiere construir; funda una orden con sus reglas, es itinerante y misionero, es poeta y profeta, es místico; experimentó en sí mismo el mal y se libró de él; ama la naturaleza, a los animales, la brizna de hierba del prado y los pájaros que vuelan en el cielo, pero ama, sobre todo, a las personas, a los niños, a los ancianos, a las mujeres. Es el ejemplo más luminoso de ese agapé del que hablábamos antes» (…)
«Francisco quería una orden mendicante y también itinerante. Misioneros que procuraran encontrar a los demás, escuchar, dialogar, ayudar, difundir fe y amor. Sobre todo, amor. Y anhelaba una Iglesia pobre que cuidara de los demás, que recibiera ayuda material y la utilizara para sustentar a los demás, sin ninguna preocupación por sí misma. Desde entonces han pasado 800 años, y los tiempos han cambiado mucho, pero el ideal de una Iglesia misionera y pobre sigue teniendo plena validez. Se mire como se mire, esa fue la Iglesia que predicaron Jesús y sus discípulos».
«Le recuerdo que también Francisco, en su época, tuvo que negociar largo tiempo con la jerarquía romana y con el Papa para ver reconocidas las reglas de su orden. Al final, obtuvo la aprobación, pero con cambios y transacciones de hondo calado».
«Desde luego, no soy Francisco de Asís, y carezco de su fuerza y de su santidad. Pero soy el Obispo de Roma y el Papa de la catolicidad. He decidido, como primera medida, nombrar a un grupo de ocho cardenales que formen mi consejo: no cortesanos, sino personas sabias y animadas por mis mismos sentimientos. Este es el inicio de esa Iglesia con una organización no solo vertical, sino también horizontal. Cuando el cardenal Martini hablaba de ella, haciendo hincapié en los concilios y en los sínodos, sabía muy bien lo largo y difícil que es el camino que hay que recorrer en esa dirección. Con prudencia, pero con firmeza y tenacidad».
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