Doña Pilar de Borbón y Marcelino Oreja apadrinaron la presentación de la novela, que ya va por la tercera edición
(Irene López Alonso).-«Tenía la impresión de que el San Francisco de los pajaritos se merecía mucho más«, confiesa Isabel Gómez Acebo, ante la sala abarrotada de la Fundación Rafael del Pino, que alojó la presentación de «Francisco, el pañero de Asís» (Rd-Khaf), su primera novela. Así es como explica por qué se decidió a escribir una novela sobre el Poverello de Asís: «Quise buscar a la persona de Francisco, saber por qué le consideraron loco«.
Más de 250 personas acudieron ayer a la presentación de la novela coeditada por Religión Digital y Khaf. Tanta fue la afluencia, que la organización hubo de habilitar una segunda sala, también abarrotada, para seguir la presentación por circuito cerrado de televisión. Isabel estableció todo un récord, vendiendo -y firmando- 180 ejemplares durante el acto. Y esto es sólo el comienzo: la novela de Isabel Gómez Acebo va ya por la tercera edición. Un apoteósico éxito editorial.
Juan Pedro Castellanos, director de la editorial Khaf, espera una cuarta edición muy pronto: «En cuanto el libro llegue a Hispanoamérica». En su intervención, considera que Francisco de Asís constituye «una de las mayores contribuciones que el cristianismo le ha hecho a la historia universal», y prometió «309 páginas de interesante lectura«, en las que Isabel Gómez Acebo ha sabido transmitir «la importancia de lo comunitario y la opción por los más pequeños» desde la vida del santo.
Entre el público se encontraban, entre otros, Soledad Becerril (Defensora del Pueblo), Isabel Sartorius, Juan Miguel Villar Mir, los teólogos Juan María Laboa y Benjamín Forcano y periodistas como Carlos Rodríguez Braun, que glosó en El Economista la novela. Y en la mesa, además de la autora del libro y sus editores, el político y diplomático Marcelino Oreja y Su Alteza Real Doña Pilar de Borbón.
«Isabel ha creído siempre en el lugar preciso de la mujer en la Iglesia», dijo su cuñada doña Pilar, que la conoce de muy cerca. Se confiesa otra devota más de San Francisco, y felicita públicamente a Isabel «por haberse atrevido a decir lo que pensaba en contra de vientos y mareas«. «Porque los ha habido», aseguró. «Con este Papa ha llegado tu momento».
A continuación, Marcelino Oreja definió al santo de Asís como «el enamorado de la naturaleza, el defensor de los pobres, el santo ecuménico, hermano y amigo de todas las criaturas». Confesó haber disfrutado de una lectura intensa de la novela histórica de Isabel Gómez Acebo, y auguró que será apreciada «tanto por expertos como por profanos».
Por su parte, el director de Religión Digital y coeditor de la obra, José Manuel Vidal, se declaró admirador de Isabel, que «en todos estos años no se ha dejado asfixiar por un modelo único, exclusivo y excluyente, de hacer Iglesia». «La teóloga ha permanecido constante «en su denuncia y en su anuncio» de un «papado desimperializado» y de una Iglesia «más femenina». Y consideró que la novela de Isabel Gómez Acebo sobre San Francisco de Asís «es una flor más en la primavera del otro Francisco». El Papa que ahora dice las cosas que Isabel ha mantenido tiempo atrás, y que lleva «el nombre mágico» (en palabras de Vidal): Francesco, el talismán.
El santo que más ha llegado a parecerse a Jesucristo, como dijo Isabel y secundan los ponentes; el santo del «repara mi Iglesia», cuyo nombre ha recuperado el Papa que ha devuelto la emoción (como recordó Jesús Bastante, redactor jefe de RD) «a una Iglesia en cambio en mitad de una crisis de sentido«.
El santo que encarna la pobreza, la ecología y la hermandad, y cuya biografía Isabel Gómez Acebo ha sabido transmitir con «estilo creyente y elegante», dando lugar a un libro tan precioso y cuidado «como una pieza de orfebrería», en palabras de Bastante.
El santo que nos hace ver con amor las estrellas, las nubes y la hierba, y también perseverar en los combates cotidianos como lo hizo Isabel, de quien dicen que siente todo lo que hace, y que ha sido una de las parteras de la primavera eclesial de los dos Franciscos.
