La referencia cristiana planea implícitamente en varios momentos que arrancan en la misma cita inicial, “La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad: sólo la luz puede hacer eso” (Martin Luther King)
(Peio Sánchez).- Nuevamente el cine norteamericano nos acerca a la historia reciente social y política, esta vez siguiendo la pista de Cecil Gaines, el que fuera mayordomo de ocho presidentes de EEUU.
Con la perspectiva de la lucha por los derechos civiles de la comunidad negra la película hace un repaso las dos caras de América, la blanca y la negra, la de los de arriba y la de los de abajo. Con una opción moderadamente crítica, una realización destacable y un reparto al mejor estilo de las viejas superproducciones nos ofrecen una propuesta más interesante de lo que suele ser habitual en estos temas.
La vida de Cecil (estupendo Forest Whitaker) comienza en una plantación de algodón para desembocar, por una serie de azares, en el servicio de mayordomos de la casa blanca. Su esposa Gloria (excepcional en sus diferentes registros Oprah Winfrey) acompañará al protagonista en las turbulencias de su vida y en sus peculiares relaciones con sus dos antagónicos hijos.
Lo veremos en el servicio a diferentes presidentes que van desfilando con el paso de los años desde Dwight D. Eisenhower (Robin Williams), John F. Kennedy (James Marsden), Lyndon B. Johnson (Liev Schreiber), Richard Nixon (John Cusack) a Ronald Reagan (Alan Rickman). Como contrapunto la historia del enfrentamiento con su hijo Louis nos acerca a la lucha racial, a personajes como Martin Luther King (Nelsan Ellis) o Malcolm X (Shirley Pugh) así como a reconocer las distintas opciones o puntos de vista de la comunidad negra de EEUU.
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