Esta misma mañana recibimos la visita de una inspectora que levantó acta según la cual estamos acogiendo a más personas que las que debemos, y eso es ilegal
(Francisco Castro).- En Santiago de Compostela estamos bajo un manto de agua llovida del cielo. Llueve desde hace horas. Hay inundaciones en la ciudad. También en el Museo de Tierra Santa (he tenido que retirar las piezas de algunas vitrinas). No deja de impresionarme el tener en mis manos un jarrón de más de 2000 años de historia (¡ay, si el jarrón hablase!). Pero más importantes que los cacharros (por muy antiguos que sean) son las personas.
Acabo de regresar del Hogar-Albergue San Francisco de acogida de personas en situación de necesidad. Esta noche tenemos 29 personas que viene a refugiarse de la inclemencias y a dormir, y unas cuantas más que pasaron por aquí a lo largo del día. Hoy San Francisco de Compostela ha vuelto a ser puerto seguro en medio de la tempestad. Me enternece cuando llega el m omento de irse a la cama. La mayoría lo está deseando.
Hoy nos han pedido muchas mudas y calcetines (¡imagínate cómo venían de la calle!). Tenemos a algunas personas convalecientes por cuestiones de salud. Por supuesto les prorrogamos la estancia hasta que sea necesario, aún cuando el Albergue es de estancia temporal, pensado sobre todo para transeúntes.
Pero resulta paradójico: esta misma mañana recibimos la visita de una inspectora que levantó acta según la cual estamos acogiendo a más personas que las que debemos, y eso es ilegal (lo primero es verdad, sí, las estamos acogiendo. Lo segundo no, siempre debemos acoger a quien lo necesita, porque la ética humanitaria está por encima de la ley: y me remito a Lampedusa y el Estrecho de Gibraltar).
La inspectora, en el ejercicio de su potestad (que no cuestiono), se remite a la ley como razón firme, y un servidor (jurista de formación) afirma (indignado) que esta norma es inhumana, injusta, indigna, y anti-ética. ¿Cómo le vamos a decir a un «sin techo» que se quede en la calle de noche (y más en una noche de temporal como esta) porque la ley no nos permite acogerle?
Me hubiera gustado que también hubiéramos tenido esta noche una inesperada inspección, que viniesen quienes hacen las normas y las aplican para oír «la voz del pueblo que no tiene voz», y luego decidiesen lo que mejor convenga. La alternativa es obvia: o San Francisco (casa patrocinada por el santo amigo de pobres) o la calle, la indigencia, la indignidad.
Ya ves, me acaba de salir el genio cristiano (profeta que anuncia y denuncia). Es lo que tiene sentirme hijo de la gran familia de la Humanidad, que se rige por la regla del amor, y legisla sólo a favor del bien, y teniendo siempre en cuenta a los más desfavorecidos.
Siempre digo que los franciscanos no entraremos en el Reino de los cielos por santos (bueno, aunque somos una Familia que ha dado muchos santos y santas al mundo, y los sigue dando… que no es mi caso), pero sí por cumplir el Evangelio en aquello de «cada vez que lo hicisteis a uno de estos… a mí me lo hicisteis».
Felices sueños (aunque haya tantas y tantas personas para quienes esta noche no lo será de descanso). Pero al menos 29 hermanos/as míos, nuestros/as, duermen hoy (y así desde hace 42 años) entre estas piedras centenarias, que crean calor de hogar (aunque la ley no lo permita). ¿Qué mayor homenaje podremos hacer a Francisco de Asís conmemorando su peregrinación a Santiago de Compostela (año 2014) que el seguir abriendo las puertas de su casa compostelana a sus Hermanos desvalidos?