La marca Fragmenta no es una marca religiosa, sino laica. Una editorial de ensayo
(Jesús Bastante).- Ignasi Moreta es el editor de Fragmenta, una editorial que lleva bastantes años ya en catalán y tres años también con textos en castellano. Ignasi considera que el oficio de editor consiste en «ser altavoz de lo que merece la pena ser escuchado» y cuenta que el típico texto que no publicaría «es aquel en el que el autor dice nosotros los cristianos…. Es decir, un texto en el que el autor asume que su lector comparte sus mismas creencias».
Opina que «la utilización del infierno como arma para atemorizar a la gente por parte de la Iglesia Católica ha dado lugar a una religión degradada», y recomienda leer a autores como Marx, Nietzsche y Freud, a quienes define como «las tres bofetadas que recibe el hombre religioso en el siglo XX».
Sin embargo, «después de Freud podemos seguir creyendo«, asegura. «Lo que no podemos permitirnos es no pasar por la sospecha, porque con la sospecha se depura la espiritualidad».
¿Cómo va la editorial?
Batallando. En Liber es donde nos encontramos con todos nuestros compradores de Latinoamérica, por lo que hay que tratar de explicarles y hacer llegar a ellos voces buenas, a través de nuestro altavoz. Porque el papel del editor es ser altavoz de aquellas voces que merece la pena escuchar.
Fragmenta es una editorial que trata fundamentalmente el tema religioso, pero que no es religiosa
Sí, no es una editorial religiosa, pero sin renunciar por ello a dar instrumentos de espiritualidad. El típico texto que yo no publico es aquel en el que el autor dice «nosotros los cristianos…». Es decir, un texto en el que el autor asume que su lector comparte sus mismas creencias. Y el autor puede ser católico o musulmán, da igual, he hablado de cristianismo porque es lo que más abunda, por razones demográficas obvias. Pero, sean las que sean las creencias del autor, me interesa que escriba para toda la comunidad. Sin tener que renunciar por ello a que el lector pueda hacer un trabajo interior a través de la lectura, porque los libros nos alimentan. Y los libros que nosotros publicamos, ya sean estudios o libros de vida interior, siempre nos aportan algo. Nos ayudan a vivir nuestra espiritualidad o nuestra religiosidad con mayor fundamento.
¿Cuál es el estado de salud actual del libro religioso?
Bueno, en las ferias internacionales como Liber veo que el libro religioso tiene una tirada enorme. En las ferias se ponen todos juntos y a veces ponen una alfombra azul en el suelo para marcar «el pasillo de Dios». Y allí están todos los editores y distribuidores religiosos del mundo, con una actividad enorme. Es un sector que se mueve y que funciona muy bien, y que en contra del tópico está al día de las nuevas tecnologías, y trabaja con una enorme profesionalidad.
Yo no me muevo del todo bien en este ámbito, porque no me dirijo sólo al público de la librería religiosa, sino también al de la librería general.
¿Los libros religiosos también tienen su hueco en las librerías generalistas?
Bueno, la verdad es que nosotros lo hemos encontrado desde el primer día, porque siempre hemos explicado que la marca Fragmenta no es una marca religiosa, sino laica. Una editorial de ensayo. Lo único que igual que puede haber ensayos sobre filosofía, los puede haber también sobre teología o religión. Pero es un tipo de libros que está en cualquier librería de humanidades, cualquier librería general y en las grandes superficies que dedican espacio al libro. Así que esta batalla, al menos en nuestro caso, sí que ha funcionado.
¿Qué novedades tenéis?
«El arameo en sus labios, Saborear los cuatro evangelios en la lengua de Jesús» es el último libro de Vicente Haya, un español de origen católico que en un momento dado se convierte al Islam. Un proceso de conversión o de metanoia a veces implica un cambio de nombre, fenómeno muy habitual en ciertas órdenes monásticas, o para el propio Papa, que también cambia de nombre. Por lo que ahora se hace llamar Abdelmumín Haya. Él se aproximó al Islam, se hizo musulmán, y al cabo de 20 o 30 años de un itinerario muy bonito de búsqueda, vuelve a los evangelios. No es que dé marcha atrás, él sigue siendo musulmán, no olvidemos que Jesús está en el Corán y está considerado un profeta fundamental en el Islam. Lo que hizo Abdelmumín fue fijarse en los evangelios con la mirada de un musulmán.
Su argumentación es tan obvia que parece mentira que a nadie se le haya ocurrido antes (aunque sí que ha habido otros intentos). Él piensa que, mientras que Jesús hablaba en arameo, sus palabras nos han llegado en griego. Y una lengua es una cosmovisión. Nunca hay traducciones exactas. Cuando traducimos de una lengua a otra, siempre alteramos. Y claro, el Evangelio nos llegó en griego, por lo tanto nos llegó traducido. «Epistis», que es el término griego para decir «fe» (uno de los grandes conceptos del Evangelio) tal vez fue una palabra que Jesús no pronunció nunca. Jesús no dijo en griego ninguna de las palabras clave del Evangelio.
El arameo se parece mucho más al árabe que al griego, por lo que el árabe resulta mucho más útil para entender el Evangelio que el griego. Por tanto, lo que se propuso Abdelmumín fue tratar de deshelenizar las palabras de Jesús y ver cómo suenan o qué connotaciones tienen esos conceptos, en una especie de relectura de los evangelios desde el pleno conocimiento del arameo.
Y así resulta un libro que nos obliga a repensar muchas cosas. Es un libro pionero que deja las pistas de por dónde habrá que seguir investigando. En ese sentido, estoy muy contento de haber recogido un libro valiente, que seguramente incomodará (me consta que ha incomodado a muchos biblistas), pero que abre una brecha que se debe trabajar.
Tenéis otro libro de otro autor también amigo de esta casa: Juan José Tamayo. Se titula «50 intelectuales para una conciencia crítica«, y trata sobre grandes personalidades de lo religioso-espiritual y del pensamiento en general. ¿Cómo surgió este libro?
A Tamayo le conocemos desde hace años, y cuando le dijimos que íbamos a empezar a publicar en castellano nos contó en qué estaba trabajando. A mí me gusta mucho cuando un gran investigador hace divulgación, porque el resultado suele ser extraordinario. Un libro de 500 páginas y 50 biografías (de María Zambrano, Casaldáliga, Hans Küng, Rahner, Simone de Beauvoir, Hanna Arendt, Saramago…) escrito por un teólogo de primera línea en España, que sin embargo es un libro de divulgación (porque, a 10 páginas por personaje, evidentemente no es una tesis doctoral). Pero es divulgación hecha por alguien que sabe mucho de esos temas, que ha leído la obra de esos autores y no se limita a hacer un artículo de enciclopedia ampliado, sino que les podría haber dedicado 100 páginas a cada uno, porque los conoce muchísimo. En muchos casos hasta ha dialogado con ellos, y si no los ha podido conocer por razones biográficas, se ha confrontado con su obra. Por todo esto, la forma de presentarlo tiene un nivel extraordinario. Cuando nos explica sus diálogos con Saramago, por ejemplo, también tiene un cierto valor autobiográfico. Porque Tamayo ha tratado y trata con muchas de estas figuras.
En definitiva, creo que es un libro de los que quedan. De los que sin duda darán qué hablar. Además se puede empezar a leer por el medio o por el final, por donde más le interesa a cada uno. Es un libro para ir revisitando. El grosor no desincentiva la lectura, sino al contrario.
¿Tenéis un nuevo volumen de Ramón Maria Nogués?
Sí, ya hemos publicado alguna obra suya en otra ocasión. Nos gusta su doble faceta de sacerdote católico (escolapio) y catedrático de biología (en la Universidad Autónoma de Barcelona), y por tanto, una persona de diálogo entre ciencia y religión. El libro que le hemos publicado ahora se llama «Cerebro y trascendencia«, y habla de neuroteología, como en «Dioses, creencias y neuronas«, el libro que le publicamos en 2011.
Fe y razón no es sólo hablar de Darwin. El autor profundiza en todos los debates sobre si hay un gen de Dios, qué ocurre en el cerebro cuando rezamos, si hay o no una mente o una zona cerebral dispuesta a lo religioso, si hay una explicación neuronal de la conducta religiosa, la frontera entre mística y patología… etc.
Lo que me parece muy singular de este libro es su concepto de trascendencia, para la que él da una definición no religiosa. Él dice que nuestra mente tiene unas capacidades que no sirven sólo para sobrevivir, y esto es un lujo, porque nos da posibilidades más allá de la mera supervivencia: la experiencia estética, la experiencia política, la experiencia religiosa. Posibilidades que no son estrictamente necesarias para sobrevivir, pero que son las que nos constituyen como humanos. Esto es la trascendencia. Y eso le da mucho juego para situar la religión en el marco de una mente con un exceso de posibilidades.
Un libro que habéis presentado hace poco, apadrinado en Roma, es una crónica de Arturo San Agustín sobre los días que transcurrieron desde la renuncia de Benedicto y la designación de Francisco.
Sí, precisamente se llama «De Benedicto a Francisco«, un título con el que han aparecido otros libros, crónicas periodísticas, artículos, ciclos de conferencias… El hecho es que nos encontramos ante el cambio de pontificado más singular de los últimos siglos. Es obvio, porque una renuncia papal no se había producido en los últimos siglos.
Arturo San Agustín, que es un periodista con mucha sensibilidad para lo religioso, se fue entonces a Roma y empezó a hablar con la gente y a escribir, hasta que le surgió un libro totalmente inédito (porque no publicó nada en la prensa). Es un libro que no explica sólo el cambio de pontificado, sino que explica cómo funciona el Vaticano por dentro, y lo desmitifica, explicando cómo funciona el engranaje de la Administración vaticana, que no funciona de forma muy distinta de como funciona cualquier otra administración. Aunque el Papa renunciara a ser jefe de Estado, igualmente haría falta una logística, una serie de funcionarios con sus ordenadores, instrumentos organizativos, dicasterios, y delegaciones con sus responsables, como las tiene cualquier obispo.
Acabáis de sacar dos libros sobre el comienzo y el final de la Biblia…
Sí, uno sobre la Creación y otro sobre el Juicio Final.
El mundo judío lo conocemos básicamente por el Antiguo Testamento. Pero hay una importante literatura judía que no pertenece al canon del Antiguo Testamento, pero que tiene una importancia fundamental. Y merece la pena acercarse a esos textos que también forman parte del tronco abrahaámico, y que son próximos culturalmente. El texto judío de la Creación es un texto que no nos es ajeno, sobre el cual se fundará la Cábala (la especulación mística propia del mundo judío), y por tanto es un texto fundamental para nuestra cultura judeocristiana. Es un texto que han publicado editoriales esotéricas, y pensamos que merecía la pena arrancarlo de las manos del esoterismo y publicar una edición científica, bien hecha, con notas, con una traducción fiable, etc. Para darle la importancia y el valor científico que tiene.
Es un libro complejo, una gramática de la Creación. En el Génesis Dios crea a través de la palabra, y en este caso también: las letras crean combinándose.
Es un libro que los amantes de las letras disfrutarán a fondo, y que es recomendable leer con una guía (porque sin introducción resulta incomprensible). Por eso hemos añadido notas, explicaciones, etc., para que los lectores puedan adentrarse acompañados por ese itinerario. Es un libro breve pero para leer pausadamente.
¿Y el diálogo sobre el Juicio Final?
En el Evangelio se nos habla de que para los pecadores habrá «crujir de dientes«, mientras que nuestra sensibilidad religiosa actual más bien nos habla de que iremos todos al Paraíso. Recuerdo que una mujer me dijo una vez: «Es que si yo estoy salvada pero mi hermano está condenado en el infierno… se me atraganta el bollo». Fue una forma muy gráfica de decirlo, y de preguntarse si es posible la dicha eterna si no es compartida por todo el mundo. Dante en su día dio una respuesta, pero lo que en esta ocasión han hecho los autores del libro ha sido leer los textos neotestamentarios sobre el Jucio Final (que son muchos) y aplicarles sus herramientas hermenéuticas o de psicoanálisis, a veces haciendo una lectura muy literal del texto y a veces aplicando una creatividad enorme.
Ambos autores tienen un conocimiento de los textos extraordinario, y nos hacen descubrir muchas cosas. Hay pasajes de los Evangelios que normalmente nos pasan desapercibidos, y que tras leer el libro nos parecerán otra cosa.
La tesis de los autores es que ha habido una utilización del infierno como arma para atemorizar a la gente. Las penas eternas del infierno como amenaza. Y eso ha dado lugar a una religión degradada, una religión del miedo no liberadora. Pero bueno, salvo cuatro nostálgicos, creo que este tipo de religión ya no se transmite.
¿Qué me dices de «Los maestros de la sospecha«, de Francesc Torralba?
Si estamos en una editorial que se dedica a hablar de la religión pero desde fuera de la religión, hay que ser creíble, y hay que afrontar también la sospecha de la religión, la gran crítica. Por eso damos también lugar a los que razonan, ponen en cuestión y en duda y subvierten los principios sobre los cuales la religión ha querido fundamentar la cultura. Marx, Nietzsche y Freud son las tres bofetadas que recibe el hombre religioso en el siglo XX. Enfrentarse con ellos es escoger un adversario de categoría, con los que merece la pena polemizar. Esos son los interlocutores con los que merece la pena medirse, y a los que hay que tomárselos en serio, porque son autores de primerísimo orden, y que no deben ser tergiversados por los «ismos» que han venido después de ellos. Hay que leerlos directamente. Una espiritualidad madura del siglo XXI no puede no haber leído a Freud. Y después de Freud podemos seguir creyendo, pero no podemos no pasar por la sospecha. Porque con la sospecha se depura la espiritualidad.
Esto en Fragmenta no lo podíamos dejar de hacer.
¿Cuál es el secreto para que una editorial tan pequeña haga cosas de tanta calidad?
Formamos parte de la reflexión religiosa, y lo que pretendemos es ofrecer un servicio escogiendo voces que merecen la pena y dándoles salida.
Otros titulares:
-El papel del editor es ser altavoz de aquellas voces que merece la pena escuchar
-El típico texto que yo no publico es aquel en el que el autor dice «nosotros los cristianos…». Es decir, un texto en el que el autor asume que su lector comparte sus mismas creencias.
-Sean las que sean las creencias del autor, me interesa que escriba para toda la comunidad
-El Evangelio nos llegó en griego, por lo tanto nos llegó traducido, y toda traducción altera
-La utilización del infierno como arma para atemorizar a la gente por parte de la Iglesia Católica ha dado lugar a una religión degradada
-Marx, Nietzsche y Freud son las tres bofetadas que recibe el hombre religioso en el siglo XX
-Después de Freud podemos seguir creyendo, pero no podemos no pasar por la sospecha, porque con la sospecha se depura la espiritualidad