El robo del Códice ha exigido inversiones enormes que la catedral no se puede permitir indefinidamente. Si no conseguimos movilizar a la sociedad para el mantenimiento de la catedral, nosotros realmente no lo podemos financiar.
(Jesús Bastante).- La catedral de Santiago lleva siendo una casa de acogida para peregrinos durante siglos, pero los templos y los patrimonios no se sostienen solos, y por eso se creó la Fundación Catedral de Santiago. Daniel Lorenzo es su director, y canónigo de la catedral, y Francisco Domínguez es el administrador general de la catedral.
Tras explicarnos el programa de restauración y el Plan de Mecenazgo en los que están trabajando, don Daniel se aventura a decir que, si el Papa Francisco visitara pronto Compostela, «le gustará ver la catedral con andamios, porque eso quiere decir que se la está cuidando».
La principal prioridad para las obras es la fachada del Obradoiro, sin la que «no habría postal de Santiago de Compostela», como dice Francisco Domínguez.
«Un lugar donde oran miles de personas, quieras o no quieras, es un ámbito de trascendencia«, opina Lorenzo. Y concluye animando a ayudar a la catedral, porque «la catedral es la meta del camino, y hay que mantenerla de pie«.
¿Qué representa la catedral de Santiago para España?
D- La realidad de nuestra catedral es que estamos recibiendo una gran cantidad de peregrinos durante al menos nueve meses al año, y al ver eso uno adquiere conciencia de que la catedral es un espacio físico perfectamente delimitado que contiene la memoria de la predicación apostólica. Por tanto, la impresión que uno tiene cuando ejerce el ministerio pastoral en la catedral, es que tiene la grave responsabilidad de sentirse el que ha de comunicar la memoria de la tradición apostólica, que realmente es, se refiere y se dirige a Cristo como Salvador. Y esto uno lo ve magníficamente expresado en la piedra, ya sea en el Pórtico de la Gloria o en las otras portadas de la catedral. La piedra remite a esa referencia central.
La catedral también simboliza, como ha dicho Francisco, la meta del camino. El camino de la Iglesia que tiene por meta la plenitud de la eternidad, y que aparece representada en la piedra de la catedral de Santiago. Yo lo vivo así.
¿Se distingue la sensación de llegada en los ojos de esas miles de personas que llegan agotadas a Santiago, pero inmensamente felices?
D- Sí, se percibe la emoción, se puede ver que el camino cambia a la gente. Pero la emoción no es mera emotividad. Hay experiencias que se viven en la catedral (sin entrar en las de confesionario), en las que se nota que el camino es un hito en la vida de todo peregrino. Esta semana, por ejemplo, estuve en la Misa del Peregrino de las 12 de la mañana, y eso casi siempre significa dirigirse a una asamblea plurilingüe: ahí hay polacos, coreanos, ingleses, irlandeses, alemanes, nórdicos… Pero uno está haciendo su homilía en castellano, y de repente se da cuenta de que hay una persona extranjera escuchando la celebración que está completamente emocionada, incluso llorando. Y uno es consciente de que esa persona o no entiende, o entiende muy poco el idioma, pero sin embargo está viviendo la intensidad de la celebración y la universalidad del mensaje.
La catedral como monumento es excepcional, pero como ámbito de vida y de Iglesia lo es también.
Sin catedral probablemente no podríamos hablar del mismo camino…
D- Sin catedral no habría camino, porque no habría llegada.
¿La catedral ha perdido subvenciones para su conservación a raíz de la crisis? ¿También cuesta más obtener donaciones privadas?
F- Yo soy laico y por ello soy más profano que Don Daniel, pero vivo en Santiago desde hace muchos años, y la verdad es que hasta que no he sido nombrado administrador general no me he dado cuenta de toda la magia, del embrujo que te envuelve cuando estás dentro. Una magia que tiene mezcla de religión, de arte y de cultura, y que puede palparse.
Pero cuando trabajas dentro también te das cuenta de las necesidades que tiene la catedral, las consecuencias que tiene la inclemencia del tiempo (porque en Galicia la lluvia es nuestra compañera habitual). Por eso buscamos el apoyo del mayor número de gente posible, tanto personas físicas como Pymes y grandes empresas, para complementar aquello que nosotros no somos capaces de conseguir para restaurar la catedral.
Ya se han hecho proyectos de crowdfounding o de mecenazgo colectivo para templos o proyectos religiosos, pero nunca antes para una catedral de la importancia de la de Compostela. ¿Podéis explicarnos los planes de ayuda dirigidos tanto a empresas como particulares que habéis lanzado?
F- Cualquier persona puede colaborar con la causa de manera muy cómoda: a través de la página web www.ayudaalacatedral.es
Ahí están todas las explicaciones y todos los pasos a dar para las donaciones. Hay varias alternativas: hacerse amigo (con una donación de 25€), o apoyar directamente a la restauración de la fachada del Obradoiro (con una donación a partir de 10€). A día de hoy el programa de amigos tiene un avance mucho más lento que el crowdfounding (en el primero no llegamos a 3.000€, mientras que en el segundo rondamos los 35.000). Y esto nos da una idea de cómo con pequeñas donaciones se pueden conseguir importantes cantidades, a partir de una base social, vinculando a mucha gente con la catedral como meta del camino, que además necesita de fondos para restaurarse.
¿Y la clave puede ser que con el crowdfounding la gente siente que la catedral es también un poco «suya»?
F- Efectivamente. De hecho, los donantes reciben un carnet en el que dice que son amigos o colaboradores de la catedral, y con ese carnet se puede acceder a las ventajas que puede ofrecer la catedral (aunque sean pocas): El acceso gratuito al museo (que ha sido el único museo de España que últimamente ha incrementado el número de visitantes, superando hasta los de un año santo en estos momentos de crisis), descuentos en todas las tiendas de la catedral (tanto de souvenirs como de libros)… Y al mismo tiempo les haríamos partícipes de las publicaciones que vayan saliendo sobre la catedral, los actos culturales que organiza la catedral, o las celebraciones religiosas que se realicen en ella.
¿Quién tomó la decisión de emprender estas iniciativas, en representación de la parte más eclesiástica y menos empresarial de la catedral? ¿El cabildo?
D- Realmente la iniciativa partió de la Fundación, a raíz de su nuevo modelo de administración. Por una razón muy clara: en la catedral se había estado trabajando mucho, realizando estudios (por ejemplo, por parte del Instituto de Patrimonio de España, que colabora con los proyectos de restauración del Pórtico de la Gloria), y se hizo una investigación sobre conservación preventiva (que quiere decir que, aunque la catedral estuviera en óptimo estado de restauración, es necesario mantenerla). Así que el Instituto nos recomendó unos protocolos de funcionamiento, y nos puso en evidencia que hacía falta afrontar una serie de necesidades que no se estaban teniendo en cuenta (porque no se habían estudiado o pensado desde una perspectiva técnica y profesional). Entonces nos dimos cuenta de que la catedral iba a tener que gastar más dinero para poder conservarse (no ya restaurarse), y que de esa manera, la cantidad de afluencia de gente que la visita, además de sus propias condiciones de antigüedad y climatológicas, etc., pudiera garantizar la integridad del patrimonio y de las personas que lo visitan. De repente fuimos conscientes de que hasta ahora nos habíamos centrado sólo en la atención pastoral, y que no nos habíamos planteado al mismo nivel las otras necesidades de la catedral.
¿El esfuerzo por la recuperación del códice robado fue consecuencia también de esta «toma de conciencia»?
D- Tuvo que ver en el sentido de que nos dimos cuenta que había que afrontar con urgencia algunas cuestiones que ya estábamos abordando desde la perspectiva teórica. Vimos que había que hacer nuevos planes de seguridad, porque los que teníamos eran muy toscos, elementales. Y en esos planes de seguridad se contemplaban los flujos de personas, el público que pudiera haber dentro de la catedral, y también los posibles robos o vandalismo. Y justo cuando estábamos en el proceso de finalización de ese estudio, fue cuando se produjo el robo. Estábamos ya en esa dinámica, y el hecho puso en evidencia que lo que decía el estudio podía suceder.
Y el robo nos ha exigido unas inversiones enormes que la catedral no se puede permitir indefinidamente. Si no conseguimos movilizar a la sociedad para el mantenimiento de la catedral, nosotros realmente no lo podemos financiar. Y vuelvo a recalcar la importancia de la conservación, porque no puede ser que hagamos todo el plan de restauración de la catedral, y que por no conservarla en 10 años esté en unas condiciones deplorables. Pero lo cierto es que a conservación preventiva nos está costando mucho, y que no podremos mantenerla indefinidamente. La buena voluntad no basta.
F- En cuanto al aspecto numérico, los gastos de culto y liturgia son aproximadamente el 15%. Es decir, que el 85% restante se va en conservación, en seguridad y en los gastos operativos normales.
El presupuesto para vuestro primer plan de actuación (de aquí a un par de años) ronda los 3 millones y medio. ¿De dónde vais a sacar ese dinero?
F- Las necesidades de este primer plazo 2013-2015 están enfocadas a las obras de restauración de la fachada del Obradoiro, que es «la postal» de la catedral. Sin la fachada del Obradoiro no habría postal de Santiago de Compostela.
No lo hacemos por motivos plásticos, sino por motivos de necesidad. No sólo para que quede bonita, sino porque nos parece lo más prioritario, porque entra mucho agua por esta fachada, lo que además nos impide la gran obra de restauración del Pórtico de la Gloria, que es el elemento cultural máximo del románico.
¿Cómo vamos a cubrir esos 3,5 millones? Pues en la actualidad tenemos 2 asegurados por ayudas oficiales, a través de los fondos que aporta la Xunta de Galicia y que mueve a través del consorcio de la ciudad de Santiago. Con esos dos millones vamos a restaurar las dos torres laterales. Imagínate cómo quedaría la catedral se dejáramos limpias las dos torres de los lados, y el elemento central se quedara lleno de hierbas y de musgos. Por tanto, nuestras necesidades financieras se concentran básicamente en el millón y medio restante que necesitamos conseguir a través del Plan de Mecenazgo, para restaurar el elemento central de la catedral, también conocido como «la peineta».
El Plan de Mecenazgo va dirigido tanto a las personas físicas como a empresas o instituciones, pero no tiene sólo el valor de la aportación económica, sino el valor de consistencia de la catedral, de su influencia en la sociedad y la implicación de la sociedad en la catedral de Santiago.
Se ha invitado al Papa Francisco a visitar España en el año 2015, con motivo del V Centenario del nacimiento de Teresa de Ávila, y una de las invitaciones concretas que se le ha hecho es la de visitar Compostela, como ya lo hizo el otro Francisco. ¿Estará para esa fecha ya restaurada la fachada del Obradoiro?
D- Aun yendo todo bien, sería difícil que estuviera todo listo para 2015. El proyecto de las torres tiene un plazo de ejecución de 20 meses. Acabamos de empezar los trabajos, colocar los andamios, etc., y sabemos que los proyectos de restauración siempre se alargan más de lo previsto. Hay que quitar las linternas, hacer obra en la piedra… Todos los adornos barrocos de estas fachadas están fijados por medio de grapas de hierro que tienen porosidades por donde el óxido del hierro puede filtrarse a la piedra, y romperla. Y eso significa que podrían desprenderse fragmentos (ya se han desprendido algunos, de hecho). Entonces, estamos en un momento del trabajo en el que es difícil establecer un tiempo exacto de duración. Personalmente creo que serán más de 20 meses. Pero creo que al Papa, como a mucha otra gente, le gustará ver la catedral con andamios. Porque eso quiere decir que se está cuidando. Si tiene andamios es porque la catedral se está arreglando, porque existe un compromiso para que se conserve. La catedral es la meta del camino, y hay que mantenerla de pie.
Seguro que habéis tenido la oportunidad de estar solos o casi solos en la catedral de Santiago. ¿Qué sentimientos despierta un lugar así?
D- Ha habido muchas experiencias curiosas en torno a personas que trabajaron en algún estudio sobre el Pórtico y en otras cuestiones relacionadas con la catedral. Cuando tenían que quedarse uno o dos solos, quizá con algún vigilante nocturno que estaba controlando un monitor, coincidía que al día siguiente siempre decían algo como que la catedral de Santiago es un lugar excepcional. Y es que al final, quieras o no quieras, estás en un ámbito de trascendencia. Cuando estás en su penumbra, en su eco, te das cuenta de que es un lugar que trasciende. Que te invita a más. Hubo gente no especialmente religiosa que me confesó haber vivido una experiencia extraordinaria tras pasar la noche ahí por motivos de trabajo. No hace falta estar en la cripta para sentir eso, en la misma nave se puede experimentar ese silencio de oración y de contemplación, a la vez que la comunión con esos mares de personas que llegan a la catedral con una fe más explícita o menos, o incluso en búsqueda. Lo que sientes entonces es que deberías ser capaz de decirles a todos esos que llegan a la catedral que la experiencia que tú tienes de fe es totalmente cierta, real y palpable. Y esto se puede sentir en otros lugares, pero la catedral, al ser un lugar donde oran miles de personas, y donde se producen muchas experiencias de conversión, parece que por su propia construcción lo propicia. Incluso hay una gran cantidad de personas que no son cristianas pero que, al llegar a la catedral, quieren confesarse o hablar con el sacerdote, comunicar algo. O cristianos no católicos que desean explicar su experiencia del camino.
F- Desde mi punto de vista, y por lo que dice la gente, lo que puedo decir es que existe un antes y un después de estar en la catedral. Sales cargado de espiritualidad (a mí me ha pasado, y no he sido una persona con una espiritualidad especialmente sensible). A parte del manto cultural que te embebe cuando entras. Y todo esto nos obliga a que la catedral-santuario de Santiago se mantenga siempre viva.
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