Lo nuevo en las actuales circunstancias tiene que ver con un Papa que no uniforma la Iglesia en base a la doctrina, sino que privilegia el discernimiento responsable de la voz de Dios en cada circunstancia
(Jorge Costadoat sj).- No es nuevo que un Papa consulte a las conferencias episcopales sobre la práctica del cristianismo entre los fieles. Pero el Papa Francisco ha generado un ambiente tal de libertad y de confianza, ha despertado a un nivel tan alto de expectativas de cambio en la Iglesia, que el período de preparación del Sínodo sobre la familia que él mismo ha inaugurado tiene visos de convertirse en un acontecimiento inédito. Los dos próximos años, de aquí al Sínodo Extraordinario (2014), y de este hasta el Sínodo Ordinario (2015), puede volver a entusiasmar a los católicos como no ha sucedido en los últimos cincuenta años. Hay que remontarse al Concilio Vaticano II, si se quiere revivir la esperanza que primó en la Iglesia por una renovación a la altura de los signos de los tiempos.
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