En la Iglesia la dimensión jerárquica y carismática son igualmente esenciales. La estructura carismática no es menor que la jerárquica. Éste es un proyecto en el que estamos trabajando
(Jesús Bastante).- «La elección del Papa Francisco es un signo de Dios, nosotros no podemos hacer eso», recalcó esta mañana el prefecto de la Congregación de Vida Consagrada de la Santa Sede, el cardenal brasileño Joao Braz de Aviz, durante la XX Asamblea General de Confer, donde llevó a cabo una dura denuncia: «Los que se alejan del Concilio Vaticano II crean división, crean sectas».
En una conferencia marcada por la alegría y la esperanza, Aviz no obvió las dificultades de la vida religiosa, pero mostró su convencimiento por el «tiempo nuevo» que ya se vive con el nuevo Papa. «Hay algo nuevo, lo vemos».
El prefecto arrancó pidiendo perdón por su mal «portuñol», y saludando a los obispos, «muy numerosos aquí», entre risas, y «al padre Luis, que ahora tendrá los hombros más cargados». También a todos los religiosos, de su parte y de la del «hermano Carballo«, con el que «tenemos una confianza completa, y trabajamos codo con codo».
Sí que resultó cierta la presencia nutrida de obispos. Entre ellos, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, muy cercano y pendiente de la próxima elección del portavoz episcopal, que se dará entre el martes y el miércoles próximo; el de Mondoñedo-Ferro, García Monge; el de Santander, Vicente Jiménez Zamora; y el de Tarazona, Eusebio Hernández. También, el nuevo presidente de Confer, el claretiano Luis Ángel de las Heras.
Los prelados tuvieron que escuchar duras palabras acerca de la excesiva autoridad, que el cardenal colocó en primera persona, entonando el mea culpa. «No es posible ser Iglesia sin comunión. Nosotros, los obispos, los cardenales de Roma, pecamos de individualismo», añadió. «Si los responsables no son hermanos, no se aman, no pueden mandar».
La designación de Francisco «es un signo de Dios, nosotros no podemos hacer eso». «Hay algo de nuevo en el Papa Francisco, lo vemos. Nosotros que habitamos en la plaza de San Pedro tenemos esta experiencia todas las semanas. La plaza ha cambiado totalmente: ahora está llena de humores, de niños, jóvenes, ancianos, enfermos… El Papa está ahí desde las diez hasta las dos». «El Papa quiere colocar las cosas en orden», aclaró Braz de Aviz
«Vuestro tipo de vida no es una fábula ni un modismo, nos acerca al Señor», alabó el prefecto de la CIVCSVA entrando en materia, señalando el impagable servicio de los religiosos a la Iglesia y la sociedad «Sois signo de comunión en la Iglesia para el mundo«.
El religioso insistió en que «han sido muchas las ocasiones en las que el Papa Francisco nos ha animado a acercarnos al Concilio Vaticano II. Los que se alejan del Vaticano II crean división, crean sectas, tanto en la derecha como en la izquierda, como decimos los que estamos en el campo de batalla».
«Los religiosos y religiosas son una parte numerosa, plural y muy significativa en la Iglesia hoy«, recalcó. «Un don divino que con su gracia conservan siempre la vida que viene de Dios, ése es nuestro carisma». Sobre la crisis vocacional, dejó claro que «lo que muere no es por culpa nuestra, sino porque Dios quiere que sea así».
Cincuenta años después del Concilio, «en la Iglesia la dimensión jerárquica y carismática son igualmente esenciales. La estructura carismática no es menor que la jerárquica. Éste es un proyecto en el que estamos trabajando». La vida religiosa «está en el corazón de la Iglesia».
«No son las verdades las que nos separan, son los modos de hacer los que nos separan. Yo, cardenal, no soy más que usted, religiosa, pero sí estoy más tentado a parecer importante«, recalcó el prefecto. «Vivir bien nuestra consagración no nos hace peores hombres o mujeres».
La globalización «es una cosa muy grande, y tenemos la fuerza, conocemos la cultura actual», pero lo fundamental es el seguimiento del Evangelio. «Antes que de una congregación o un movimiento -yo pertenezco a los Focolares-, tenemos que ser seguidores de Jesús, que es donde está nuestra seguridad».
«Somos parte de esta Iglesia, la construimos entre todos, escuchando al Señor», proclamó el purpurado.
Sobre las relaciones entre servicio y autoridad, Braz de Aviz alertó de las «víctimas por amor». «No podemos ser víctimas del padre o la madre, porque podemos caer en una forma de vida que no tiene nada de cristiana, y con una mística que no está equilibrada».
«No es posible ser Iglesia sin comunión. Nosotros, los obispos, los cardenales de Roma, pecamos de individualismo», reconoció Braz de Aviz. «Somos un pueblo reunido en la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, por esto estamos juntos. Una vida compartida en el amor, signo elocuente de comunión eclesial». Si los superiores o los obispos no son hermanos «no pueden comandar».
El prelado también habló de la «urgencia» de activar mecanismos de comunión con laicos y mujeres, «incluyendo en los asuntos referentes a la toma de decisiones». «El Papa es muy insistente en esto: en el Dicasterio tiene que haber más mujeres que hombres, y estamos trabajando en ello».