Anclar nuestra vida en la esperanza, no “en nuestras reglas, nuestros comportamientos eclesiásticos, nuestros clericalismos”
(José A. Pagola).- Por los años 27 o 28 apareció en el desierto del Jordán un profeta original e independiente que provocó un fuerte impacto en el pueblo judío: las primeras generaciones cristianas lo vieron siempre como el hombre que preparó el camino a Jesús. Todo su mensaje se puede concentrar en un grito: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos». Después de veinte siglos, el Papa Francisco nos está gritando el mismo mensaje a los cristianos: Abrid caminos a Dios, volved a Jesús, acoged el Evangelio.
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