Hoy en día el contexto sociopolítico no condiciona la teología como cuando surgió la Teología de la Liberación, pero Francisco bebe de la opción preferencial por los pobres, y muchas de sus fuentes son de esta corriente
(Jesús Bastante).- Ricardo Granado es subdirector editorial de San Pablo. Laico pero al frente de la editorial de los paulinos, Granado piensa que «en momentos de crisis o de turbulencias hay que volver a lo esencial del Evangelio, hacer que se caigan las ramas muertas». En ese sentido, opina sobre Francisco que «después de un Papa teólogo, nos viene muy bien un Papa que nos vuelva a poner frente a lo fundamental y que nos hable con un lenguaje sencillo«.
Defiende que «la teología no es única y exclusivamente la que se ha hecho desde Europa», así como «estar del lado de los pobres no es algo privativo de la Teología de la Liberación«. Y concluye pidiendo que no se nos olvide la sonrisa: «La sonrisa es el primer medio de evangelización».
¿Qué tal estos primeros meses en el puesto?
Intensos e interesantísimos. Llenos de proyectos, de ideas y de enfoques.
No eres paulino
No, soy laico. Pero todos dentro de la Editorial San Pablo estamos implicados de alguna manera en el anuncio del Evangelio como cristianos. En ese sentido sí me puedo considerar paulino. Todos estamos invitados a la evangelización, por todos los medios y por todos los caminos del hombre de hoy. Ya sabes que el carisma principal de los paulinos es la evangelización y la promoción del ser humano en todos los ámbitos de la cultura, usando para ello cualquier medio a nuestra disposición. Las nuevas tecnologías son el nuevo areópago desde donde anunciar el Evangelio.
Sois una de las editoriales españolas que ha lanzado en muy poco tiempo la exhortación apostólica de Francisco Evangelii Gaudium, que no es una encíclica, pero sí un texto cuanto menos programático
Bueno, no es una encíclica, pero podría serlo. Es el texto a través del que Francisco ha advertido todo lo que está en su cabeza, en su corazón y en su concepción de lo que van a ser los próximos años, y la senda por la que va a caminar la Iglesia durante su pontificado. Todo esto con un lenguaje precioso y sugerente, fácil de entender, y que pone de relieve lo esencial de nuestra fe. Aquello a lo que precisamente hay que volver en momentos de crisis o de turbulencias: lo esencial del Evangelio. De ese encuentro con el Dios de la vida y del amor nace la alegría de quererlo comunicar. De ahí el título de la exhortación. Dicen que en tiempos de temporal hace falta verificar las raíces. Y esta exhortación tiene justamente ese efecto: hacer que se caigan las ramas muertas y que quede lo esencial.
¿El mensaje de Francisco conlleva un compromiso exigente?
Muy exigente. Nosotros nos debemos a nuestro público y al carisma de San Pablo, por eso intentamos ofrecer a los fieles la luz del magisterio y de la sabiduría de la Iglesia. En este caso, la exhortación de Francisco es, como decíamos antes, programática. Marca un hoja de ruta
El hecho de que sea una exhortación escrita por primera vez en nuestro idioma, ¿qué os ha supuesto como editores?
A parte de lo obvio (que nos ha facilitado la labor editorial de lectura, corrección etc., y que ha agilizado el proceso editorial), nos ha aportado frescura y la posibilidad de sintonizar con la sensibilidad del Papa de una manera directa. Es decir, que ha acercado el corazón del Santo Padre al corazón de todos y cada uno de los cristianos hispanoparlantes. Para nosotros ha sido muy agradable leerlo, porque además tiene un estilo muy fácil y muy accesible, que deja muy claras las cosas fundamentales. Se lee a gusto. No hace falta un esfuerzo especial de concentración.
Acabáis de publicar un libro que es un diálogo entre dos personajes que de entrada podrían parecer enfrentados: Müller, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y Gustavo Gutiérrez, el padre de la Teología de la Liberación. «Del lado de los pobres, Teología de Liberación» ¿es una confrontación de ideas o, por el contrario, un debate que no parte del «tenéis que reconocer que estáis equivocados»?
La verdad es que es un libro que, sin tener nada que ver con Francisco, entronca muy bien con lo que él pide en su exhortación apostólica: una Iglesia en salida, que va al encuentro del otro en todos los ámbitos (también en el de las ideas). Nuestro Papa actual procede de la cuna de la Teología de la Liberación, y por tanto, su relación con ella (y con este libro) es evidente.
La clave y la novedad de este libro es que es un diálogo. Esto supone un punto de inflexión, porque si en algún momento de la historia reciente de la Iglesia, con razón o sin ella, el público percibía que había una cerrazón a este diálogo (posturas muy enquistadas y muy cerradas, poco proclives al diálogo), el hecho de que estos dos grandes «pesos pesados» de la Iglesia se sienten tranquilamente a charlar, es un hito. Además lo es porque, al acercar posturas, Müller y Gutiérrez ven que tienen mucho más en común de lo que parece.
Para que un diálogo sea enriquecedor, además de la predisposición para comprender el punto de vista del otro y aceptar lo que puede haber de verdad en su planteamiento, uno también tiene que estar bien formado para ser capaz de debatir y de defender las propias ideas. Ni la oposición por la oposición, ni la aceptación acrítica.
Por eso en este momento recomendaría este libro a cualquier cristiano que quiera estar al corriente de los vientos que soplan en la Iglesia y de los diversos enfoques que podemos encontrar en la teología actual. Es una bocanada de aire fresco que puede ayudar mucho a clarificar el panorama para entender que la teología no es única y exclusivamente la que se ha hecho desde Europa, y que la Teología de la Liberación, que proviene de Latinoamérica, también puede ser aceptada. Y que aunque haya que revisar algunos puntos, existe la posibilidad de un diálogo muy fructífero.
Si bien Bergoglio no es un teólogo de la Liberación, ¿sí es un teólogo del pueblo?
Es que la Teología de la Liberación es Evangelio puro y duro. Hoy en día el contexto sociopolítico no condiciona la teología como cuando surgió la Teología de la Liberación, pero Francisco bebe de la opción preferencial por los pobres, y muchas de sus fuentes son de esta corriente. La opción por los más necesitados y por los excluidos está en el núcleo de la fe, como la justicia, la paz y la misericordia. Estar del lado de los pobres es un planteamiento que ni siquiera es privativo de la Teología de la Liberación. Ningún tipo de teología sería posible si no optase, como Jesús de Nazaret, por los desfavorecidos. También tenemos que estar atentos a las pobrezas espirituales o existenciales. Porque pobrezas hay muchas, no sólo materiales.
Otra de vuestras novedades editoriales plantea un tema delicado: hablar del demonio. «El signo del exorcista, mis última batallas contra Satanás» está escrito por el padre Amor, que lleva muchos años practicando exorcismos…
El Padre Amorth es un sacerdote paulino que desde hace muchísimos años se ha especializado en el tema de los exorcismos. Efectivamente, se trata de un aspecto de la realidad delicado, que a veces se prefiere no ver. Hay mucha carga de sensacionalismo y mucha película de Hollywood que se ha cebado con este tema, pero lo cierto es que, igual que el Bien es una presencia con la que los cristianos contamos, el mal forma también parte de nuestra existencia. «El padre de la mentira», como lo llama la Escritura, tiene sus manifestaciones y sus indicios en la vida cotidiana. Y el padre Amorth es un perfecto investigador y descubridor de estos signos de la presencia del mal en nuestras vidas, que combaten la tendencia qua hay en nosotros a buscar el bien, la luz y la verdad.
Este libro recoge testimonios de primera mano. No es un libro teórico ni teológico. No es un libro de demonología. Lo que recoge son casos reales y verídicos, conocidos directamente por el padre Amorth, de vidas humanas en las que la presencia del mal se ha hecho evidente, y que han entrado en un proceso de confrontación con la experiencia de Dios hasta que han sido liberadas. En eso consiste realmente un exorcismo: en que en el centro de la persona termine triunfando el bien en vez del mal.
También es un aviso para navegantes, que nos ayuda a identificar aspectos del mal a los que no les damos demasiada importancia en nuestra vida cotidiana (desde Halloween, que tiene algunos planteamientos con los que hay que tener cuidado, hasta los videntes de la televisión, etc.). Aspectos ante los que el cristiano debe tener una mirada lúcida. Y este libro lo que hace es ayudar a abrir los ojos.
El «Atlas Histórico de la Liturgia» es un libro muy llamativo que puede ayudarnos a entender muchas cosas que conforman la sociedad y la cultura occidental. ¿Cuál es su público objetivo?
Los atlas son libros que en San Pablo nos gusta editar cada cierto tiempo, porque creemos que aportan mucho a la cultura cristiana. Y como te decía al principio, el cometido de la editorial San Pablo es todo lo que tenga que ver con la evangelización de la cultura. Por tanto, son libros que no sólo aportan información, sino también una belleza extra que forma parte de nuestra fe y de nuestra tradición cristiana. Lo que pretende hacer este libro es un recorrido por la historia y por la inmensa riqueza de la liturgia cristiana en todo el mundo y en todas las épocas, con una cantidad de fotografías originales, mapas e información, que de alguna manera también nos ayuda a conocer mejor y a situarnos en una realidad que no es sólo europea ni sólo del pasado, sino que conforma un presente riquísimo. Es decir, que no es sólo nuestro legado histórico, sino también nuestro presente y nuestro futuro. Porque lo que aborda el libro es cómo se enfoca la fe, cómo nos reunimos los cristianos a celebrarla en todo el mundo, y cuáles son las líneas de desarrollo futuro, lo cual es un tratado completo de liturgia. Aunque sí es cierto que, como tenemos un pasado tan amplio, la mayor parte del libro se centra en el pasado (en el recorrido histórico). Pero no hay que olvidar que el presente y el futuro hunden sus raíces en ello.
Es un libro que se lee con enorme satisfacción y que además es muy bonito de ver, de contemplar. Y creo que es un regalo precioso para estos días.
La liturgia en el fondo es el momento en el que celebramos los misterios centrales de aquello que nos da vida. Y por ello se ha creado toda una simbología en los templos en torno a la liturgia cristiana, que lo que hacen es condensarla de manera que el ser humano la pueda ver, toca, contemplar. Las ideas abstractas no se tocan, y por es necesitamos lugares donde congregarnos a celebrar nuestra fe, espacios y ritos.
¿Qué novedades preparáis para el año nuevo?
Por un lado, siempre estamos atentos a los acontecimientos de la Iglesia universal. Todo el año 2014 va a ser un año de preparación para el Encuentro Mundial de las Familias, que será en 2015 en Filadelfia. Al igual que éste ha sido el Año de la Fe, el objetivo que la Iglesia se marca para el año que viene, como continuación, es aterrizar en un ámbito clave de la sociedad y de la experiencia humana que es el de la familia. Así que habrá una serie de productos y de proyectos muy interesantes, relacionados con todo el ámbito de la familia.
Luego, hay otros eventos significativos preparados para 2014, como la canonización de Juan Pablo II y de Juan XXIII, pontífices significativos donde los haya para tantas generaciones y para tantas personas. También tenemos novedades previstas para ello.
Si existiera una nueva encíclica, ahí estaremos también, para responder ágilmente a la demanda. El libro es un medio que compite con la imagen (con la televisión). Entonces, cuando una noticia se difunde en los medios de comunicación audiovisual, la expectación y la demanda que se generan son inmensas, y hay que responder siendo muy ágiles.
Siempre estamos muy atentos a los acontecimientos eclesiales, y a nuestras otras grandes líneas editoriales: la espiritualidad, el acompañamiento, la psicología la educación… Queremos ampliar este tipo de oferta porque el ser humano está muy dañado en el plano espiritual o existencial, y necesita reconstruirse. Habrá series nuevas y nuevos autores que traten la psique humana.
Como creyente, ¿cómo valoras los meses que llevamos de pontificado de Francisco? ¿Crees que se habían vivido antes en la Iglesia tiempos así?
Hay una expresión que se hizo famosa en los años del Concilio Vaticano II, y que parece que vuelve a estar vigente: Estamos viviendo una primavera de la Iglesia.
Personalmente, creo que el Papa Francisco no es revolucionario en el fondo, pero sí en las formas. Lo grande que está sucediendo es que está volviendo a remitirnos frente a lo fundamental, lo esencial. Él hace muchísimo hincapié en la importancia de la oración. De redescubrir, a través del encuentro personal con el Dios de Jesús en la oración, el amor, la misericordia y la Vida a la que estamos llamados. Pero efectivamente, no podemos quedarnos ahí, y Francisco nos lanza inmediatamente a un compromiso fuerte con el anuncio del Evangelio. Un compromiso con los hombres y una opción por los más necesitados. Ese equilibrio es maravilloso. Es una gracia de Dios.
Además, centrándose permanentemente en el mensaje del Evangelio, lo que está haciendo es renovar con una energía nueva y con un estilo nuevo la presencia de la Iglesia.
Después de un Papa teólogo, nos viene muy bien un Papa que nos vuelva a poner frente a lo esencial y que nos hable con un lenguaje sencillo al corazón, recordándonos que somos corresponsables. Que todos tenemos que cuidar de todos, así como Dios cuida de todos nosotros.
Y la sonrisa que no se nos olvide. La sonrisa es el primer medio de evangelización (antes que los tecnológicos).
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