(Jesús Bastante).- Mujeres obligadas a prostituirse, niños esclavos, jóvenes explotados… Millones de personas sufren a diario esta lacra, este «cruel y despiadado comercio», como este mediodía denominó la trata de personas el responsable de Migraciones de la CEE, José Luis Pinilla, durante un desayuno de trabajo organizado por Cáritas y COATNET, una red ecuménica que ayuda combatir este horror en todo el mundo.
Más de 60 organizaciones, procedentes de 28 países de todo el mundo, que luchan para acabar con el comercio de personas, y de la que forman parte Cáritas, Confer y Justicia y Paz, entre otras. Y que han presentado una completa Guia didáctica sobre cómo actuar frente a la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.
No es una realidad lejana a nosotros. Según Save The Children y la Red Española contra la Trata de Personas, cada año entran en nuestro país entre 40 y 50.000 jóvenes y niñas, que son explotadas laboral y sexualmente. En Europa Occidental, la cifra asciende a medio millón.
«Debemos atacar este problema», subrayó Pinilla, quien reivindicó la labor llevada a cabo por las instituciones religiosas -de la Iglesia católica y otras confesiones, pues «este fenómeno hay que atajarlo en los países de salida y los de llegada»-, y que hunde sus raíces en la pobreza, la discriminación y la falta de estabilidad política. «En los últimos años este fenómeno está creciendo por la pobreza», añadió Francesca Petriliggieri, responsable de temas de trata en Cáritas.
Al hablar de trata de personas, explicaron los responsables de Coatnet, no sólo nos referimos a la explotación sexual o laboral, sino también a matrimonios concertados, tráfico de drogas y de órganos. La explotación laboral se produce especialmente en fábricas, en el campo, en el servicio doméstico y a través de la mendicidad.
Los responsables recordaron que la Iglesia «ha denunciado como un crimen cualquier forma de tráfico y como pecado toda forma de violencia ejercida contra las mujeres». El propio Papa Francisco denunció la violencia que se lleva a cabo en todo el mundo con la «mercancía humana». Europa del Este, Latinoamérica o Asia son algunos de los tristes viveros de los secuestros, la explotación y la violencia contra los explotados en todo el mundo.
«Como no constituyamos redes, no solucionaremos el problema», subrayó José Luis Pinilla, quien insistió en la importancia de hacer lío, de «tener incidencia en las políticas globales», para evitar la trata de personas y, de otro lado, en las políticas migratorias. Porque, como subrayó Martina Liebsch, directora de incidencia de Cáritas Internationalis, «las mafias utilizan las leyes de inmigración como amenazas contra los migrantes».
«Cuando hay mafias por medio, es muy difícil cuantificar», denunció Pinilla, quien señaló cómo los traficantes «se enriquecen con las migraciones». Y es que detrás de las cifras hay nombres y familias en este negocio clandestino, el segundo del mundo por detrás de la venta de arma, con entre 7 y 13 billones de dólares. Cinco millones de euros al día en España, según apuntó ayer la defensora del Pueblo, Soledad Becerril, durante un encuentro con Coatnet.
Por su parte, Francesca Petriliggieri, responsable de temas de trata en Cáritas, insistió en que «en el tema de la explotación laboral queda mucho camino por hacer. Nos queda mucho por comprender y distinguir este fenómeno»
«La trata – resumió- nos duele porque es una de las manifestaciones más claras donde las personas son consideradas como recursos, cosas que se pueden poseer, intercambiar, vender y comprar…«