Uno de cada tres conflictos está relacionado con la religión. Debemos entender que la religión no puede ser un problema, sino parte de la solución
(Jesús Bastante).- «Las dificultades no están en las leyes, sin en las nuevas necesidades que plantea la diversidad religiosa. Por eso, debemos poner en marcha medidas concretas que garanticen esta diversidad, especialmente en la Administración local», subrayó esta mañana el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, durante la inauguración del I Congreso Internacional sobre Gestión de Pluralismo Religioso, que se celebra en la Casa Árabe de madrid.
Un evento, organizado por la Fundación Pluralismo y Convivencia, la Federación de Municipios y Provincias y el KAICIID, en el que colaboran, entre otros, las embajadas de Canadá y Estados Unidos, y en el que se ofrecerán distintas visiones (desde las administraciones locales y regionales a las propias confesiones) sobre cómo dar solución a problemas relativos a la ubicación de centros religiosos, enterramientos o la cuestión de la comida en los centros educativos públicos.
Tras recalcar que España es un ejemplo en materia de libertad religiosa, en virtud de la Constitución y la Ley de Libertad Religiosa de 1980, Gallardón subrayó cómo «hemos de dar respuestas no solamente teóricas, para incorporar costumbres, hábitos de vida distintos a los que practica la mayoría».
El ministro concluyó recordando que la celebración del congreso coincide con el aniversario de la muerte de Gandhi, lo que ha de «darnos la oportunidad de una apuesta decidida por la no violencia«.
Antes de Gallardón intervino Faisal Bin Abdulrahman Bin Muaamar, secretario general de KAICIID, quien insistió en la necesidad de que todas las religiones se comprometan en un «diálogo franco y abierto». «El diálogo sólo nos conduce al progreso», apuntó, señalando que es imprescindible que «la religión deje de ser considerada como fuente de odio, y sea fuente de diálogo«, algo para lo que urgió a los poderes políticos.
Por su parte, Gonzalo de Benito, secretario de Estado de Asuntos Exteriores, recordó que España es cofundadora del KAICIID y de la Alianza de Civilizaciones, lo que supone que «la lucha por la libertad y la diversidad religiosa sea un asunto de Estado». «Lamentablemente, mil millones de personas se trasladan de un lado a otro del mundo cada año, y sufren conflictos. Uno de cada tres conflictos está relacionado con la religión. Debemos entender que la religión no puede ser un problema, sino parte de la solución».
Finalmente, tanto Ángel Llorente (director general de Relaciones con las Confesiones) como Ángel Fernández Díaz (secretario general de la FEMP) destacaron la importancia de afianzar y profundizar en la gestión de la diversidad religiosa en la administración local y regional, donde se viven, se siente, y se pueden solucionar los principales problemas de la personas que profesan una fe distinta a la todavía mayoritaria.