Francisco, apuntó, es la personificación de este espíritu del Concilio que busca el diálogo con el mundo y que la Iglesia sea en medio del mundo una luz que ilumina a las gentes
(Másdecerca.com).-Un año más, el X Encuentro para religiosos y religiosas de habla española en Roma, organizado por Publicaciones Claretianas y el instituto Teológico de Vida Consagrada «Claretianum», transcurrió según lo previsto. La copiosa lluvia no fue impedimento para que unas doscientas personas consagradas se acercaran a las cinco de la tarde a participar en el evento.
En visperas de la celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, primera jornada que serà celebrada en Roma por el papa Francisco. El planteamiento del encuentro fue sencillo: al hilo del libro del P. Spadaro «El sueño del Papa Francisco» (Pubs.Claretianas), el autor y Mons. Rodríguez Carballo (CIVCSVA), dialogaron y ofrecieron sus puntos de vista sobre lo que el nuevo pontificado está trayendo de novedad a la Iglesia y, particularmente, a la vida consagrada.
El ambiente del encuentro fue distendido y fraterno. Entre los presentes había personas pertenecientes a gobiernos generales de diversos institutos y otras personalidades destacadas de Iglesia, algún medio de comunicación…
Así de rotundo lo planteó Mons. Rodríguez Carballo. El Concilio Vaticano II ha jugado un papel importantísimo en la renovación de la Iglesia y de la vida consagrada. Este acontecimiento de Iglesia sigue siendo un faro que ilumina la vida actual de la Iglesia y hay que estar agradecidos. El espíritu de cambio y renovación iniciado, sigue siendo actual. Es la senda por la que tenemos que seguir caminando, mirando al pasado con gratitud (a pesar de las dificultades que también han aparecido en el camino), al futuro con esperanza, pero sobre todo, viviendo el presente con pasión. Estos tres puntos, comentó Carballo, serán los objetivos del año 2015, año de la vida consagrada.
Que este año nos ayude a mirar al pasado, al futuro y al presente. El papa Francisco, apuntó, es la personificación de este espíritu del Concilio que busca el diálogo con el mundo y que la Iglesia sea en medio del mundo una luz que ilumina a las gentes y un lugar o casa para todos.
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