No te justifiques en que no puedes ser santo. No pretendas conquistar a base de brazos la perfección. Camina bajo la mirada divina misericordiosa y se testigo ante los demás del amor de Dios
(Ángel Moreno, de Buenafuente).- De la contextualización de las distintas lecturas que nos ofrece hoy la Liturgia, podemos descubrir la esencia de la santidad, que no es un perfeccionismo, sino un donde la misericordia divina y una llamada a compasión.
¿Quién puede ponerse como proyecto la santidad de Dios? Parece algo pretencioso. Sin embargo, ha sido el Creador quien nos ha hecho a imagen de su Unigénito y Templos del Espíritu Santo.
La santidad es responder al don recibido, y por magnanimidad repercute en una actitud solidaria, a la manera de Dios, quien hace salir el sol para todos.
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