"El obispo también tiene que dejarse hociquear por el pueblo", le dijo el papa
El obispo de Mallorca, Javier Salinas, ha afirmado hoy, tras el encuentro que mantuvo el pasado lunes con el papa en el Vaticano, que «es verdad que el papa Francisco está imprimiendo a la iglesia una actitud de mayor desprendimiento y pobreza«.
Salinas ha definido al papa Francisco en una rueda de prensa que ha ofrecido hoy como una persona de «gran viveza» y con una «gran chispa«. «En general, tiene ese punto de creatividad de lenguaje como argentino que es, con la capacidad de crear palabras y neologismos».
El obispo de Mallorca y otros 11 prelados españoles mantuvieron un encuentro aproximado de una hora y media con el papa Francisco el pasado viernes, con ocasión de su visita Ad Limina Apostolorum al Vaticano, que ha durado una semana, en la que también visitaron la tumba de los apóstoles.
Tras este encuentro con el papa, que Salinas ha definido «como sereno y alegre», el obispo de Mallorca ha regresado a la isla con con la intención de acercar más la iglesia al pueblo y de «dejarse interpelar» por los fieles.
«No somos una corte, somos pastores del pueblo, debemos estar al servicio de la gente (…) Este momento es una gran oportunidad para impulsar la vida de la iglesia», ha incidido Salinas, que ha presentado también su carta pastoral «Caminamos por una iglesia en salida».
En esta carta se delinea «un cambio de mentalidad, de una iglesia a la defensiva a una que quiere ofrecer y que tiene en cuenta el principio de libertad», y que requiere una reorganización de los recursos, ha explicado Salinas. Este documento surge a raíz de la carta apostólica Evangelium Vitae del papa Francisco.
«Habíamos pensado en hacer un cambio de trabajo para entrar en este dinamismo y lógica del papa» que pasa, según ha comentado, «por una iglesia misionera que no espera a que vengan, sino que va al encuentro«.
Esta es la idea principal con la que ha regresado Salinas de su visita al Vaticano, donde le confesó al líder de la Iglesia católica lo difícil que le parece la tarea de obispo, a lo que el papa le contestó: «Me lo dirás a mí…». «El obispo también tiene que dejarse hociquear por el pueblo«, le dijo el papa de forma figurada en referencia a una estampa de Cesario de Arlés, en la que se ve a un novillo insistiendo con su hocico para que su madre lo alimente.
El obispo de Mallorca, además, ha contado la anécdota que hizo comprender al papa Francisco que su misión era estar más cerca de la gente. A punto de perder un tren, una señora le pidió consejo y que le administrara el sacramento de la confesión, pero como tenía prisa la invitó a que acudiera a otro sacerdote y se fue; al darse cuenta de lo que había hecho, regresó para escuchar a la mujer, aunque finalmente perdió el viaje.
«Ese día comprendí que mi misión era no dejar pasar de largo las propuestas y necesidades de la gente«, le confesó el papa a Salinas. Con estos nuevos aires de «humildad y disponibilidad» que le transmitió Francisco, la diócesis de la isla se enfrenta a un plan de trabajo que le llevará en noviembre a la organización de un congreso en el que se abordarán diversos asuntos, entre ellos la evangelización, porque «el pueblo de Mallorca necesita tener claro una ruta a seguir a largo plazo y definir cuál es el camino«.
Por otra parte, en relación a las conferencias que impartió la religiosa Teresa Forcades en Mallorca el pasado 22 de febrero, Salinas ha señalado que le dijo «que no era el momento más oportuno» para que viniera a la isla porque «cada diócesis tiene su ritmo de vida» y la suya necesita «centrarse».
El obispo ha aclarado que en ningún momento le prohibió que viniera, y que no tuvo nada que ver con el cambio de lugar donde se impartieron las conferencias.
En opinión de Salinas, la aportación de Forcades siempre «tiene un punto más político» que eclesiástico, por lo que su actuación «le preocupa mucho» porque considera que a veces «va por otros caminos, que son legítimos» pero que están un poco alejados de su misión como religiosa.
Salinas ha asegurado que la interrupción, el pasado 9 de febrero, de una misa en la iglesia de Sant Miquel por parte de un grupo proabortista «es un hecho lamentable» y supone «el deterioro de la convivencia democrática».
Salinas ha realizado estas declaraciones al ser consultado sobre este asunto en una rueda de prensa para hacer balance de su encuentro con el papa Francisco en el Vaticano y presentar la primera carta pastoral «Caminamos por una iglesia en salida».
«Lo que pasó no fue muy amable, hemos reaccionado como cualquier otro ciudadano. A partir de esta situación estamos abiertos a todo tipo de propuesta, lo que sea más justo y adecuado. Nosotros no juzgamos, es el juez», ha señalado Salinas en alusión a los hechos de Sant Miquel, por los que han sido detenidas cinco personas.
El obispo ha incidido en que si finalmente los hechos supondrán una condena para los involucrados, la iglesia de Mallorca estará abierta a hablar, «sin negar la verdad y la dificultad que ha creado».
El Obispado de Mallorca denunció la interrupción de la misa dominical en Sant Miquel por un grupo que profería gritos contra la reforma de la Ley del Aborto, por considerar que estos hechos podrían constituir un delito contra la libertad religiosa y de culto.
Según reivindicó una organización denominada Antipatriarcals Mallorca, que difundió un vídeo de la acción, una treintena de jóvenes contrarios a la reforma de la Ley del Aborto que promueve el Gobierno irrumpió con una pancarta en el templo gritando las consignas «Aborto libre y gratuito» y «Fuera los rosarios de nuestros ovarios».
(RD(Agencias)