El cristiano que vive mirando al acontecimiento del Calvario sigue su camino hacia la Pascua de cada día, hacia el compromiso de cada día, hacia la vida de cada día
(Juan Jáuregui, autor de En la cruz está la vida).- El arroyo no puede olvidarse de su fuente. Sin fuente, el arroyo termina secándose. El arroyo tiene vida en la medida en que vive unido a su fuente y vive alimentándose de la fuente.
El cristiano no puede olvidarse de sus propias fuentes. Como el arroyo, también el cristiano se seca en su fe, se desvanece en su esperanza y se muere en su caridad, si olvida y prescinde de sus propias fuentes y raíces, el misterio de Jesús crucificado y resucitado.
No se trata de vivir quedándose en el pasado. Vivir unido a su origen no significa que uno queda anclado en el ayer. El arroyo que reconoce agradecido la fuente que quedó escondida en la falda de la montaña, sigue su camino hacia el mar. El cristiano que vive mirando al acontecimiento del Calvario sigue su camino hacia la Pascua de cada día, hacia el compromiso de cada día, hacia la vida de cada día.
Recordar el pasado es vivir del pasado camino del futuro. Recordar el pasado de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra caridad, es sentir nuevas fuerzas que nos hacen caminar mirando al mañana.
Cuando alguien nos pregunta: ¿cuál es la señal del cristiano? La respuesta es clara: la señal del cristiano es la Cruz de Jesús. No una Cruz que nos anuncia el dolor y el sufrimiento, sino una Cruz que nos revela el amor de Dios Padre y que nos revela el amor con que nosotros estamos llamados a amar también hoy. Amar dando nuestra vida por el hermano.
La celebración del Bautismo la comenzamos pidiendo a los papás que marquen con la señal de la Cruz a su hijo, no como augurio de las dificultades que encontrará en el camino de su fe, sino la Cruz como signo de nuestra salvación, como signo del amor con que el Padre le ama.
Después que el sacerdote consagra el pan y el vino convirtiéndolos en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, dice a la comunidad: «Hermanos, este es el sacramento de nuestra fe». Y el pueblo responde: «Anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús».
Como una pequeña ayuda a vivir esta memoria de la Cruz de Jesús, te ofrezco estos Vía Crucis. El camino de Jesús que es también tu camino en los caminos de la vida. Se trata de una simple ayuda, pues los caminos de cada uno suelen ser distintos. El camino de Jesús es único. Pero cuando este su camino se hace camino nuestro, se hace infinidad de caminos. Cada uno recorreremos esas estaciones con unos pies diferentes, con un corazón distinto y también con una vida que siendo como la de los demás, sin embargo, es una vida totalmente única y personal.
Espero pueda servirte también en tu caminar. También tú tienes que vivir recordado y recordar viviendo. Una vida hecha memoria y una memoria que se hace vida. Desde este momento es tuyo, porque la vida que pongas en él te pertenece a ti.
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