Serán los historiadores quienes profundizarán una sucesión papal que no tiene precedentes en la historia de la Iglesia de Roma
(Giovani M. Vian, L’Osservatore romano).- Atento al tiempo de la Iglesia y al significado profundo de la liturgia cristiana, Benedicto XVI eligió con atención el momento del anuncio de una decisión clamorosa, tomada mucho tiempo antes. La declaración de renuncia al pontificado fue situada al amparo del inicio de la Cuaresma, período penitencial que desde hace medio siglo los Papas abren con una semana de silencio y meditación con los ejercicios espirituales. Semana que, un año después, coincide sugestivamente con el primer aniversario de la elección de su sucesor, en retiro con sus colaboradores más cercanos. Y se puede estar seguro de que Francisco vive como un signo esta especial circunstancia.
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