El Obispo de Roma no es un monarca, tampoco puede convertirse en el gurú que soluciona todo
(Diego Meza).- Muchas cosas se dicen hoy del Obispo de Roma: Que ha traído la renovación para la Iglesia, que está originando una gran revolución, que posee un espíritu liberal, otros, afirman que va muy lejos, que debería tener cautela, mayor diplomacia, algunos lo califican como detractor; Y no es un chisme de pasillo, es evidente el protagonismo e impacto que ha ejercido en el mundo.
Empero, la razón última de este escrito no es describir el ministerio de Francisco, está suficientemente claro que él posee una conciencia diáfana del horizonte de su tarea, me interesa hacer ver que si aquella no se instala en la base de la Iglesia, de nada servirán los nuevos vientos que soplan desde arriba, se truncará nuevamente la primavera.
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