Él me pide ponerme a la escucha atenta de cada uno de ustedes, de la Familia Salesiana, de los gritos de los jóvenes. Y me pide que me ponga en escucha junto a mis hermanos, junto con ustedes y nunca sin ustedes
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(J. B./Salesianos).- Ángel Fernández Artime es, desde este martes, el X sucesor de Don Bosco. El primero español en la historia bicentenaria de la congregación salesiana. En sus primeras palabras, el Rector Mayor recalcaba que «las palabras programáticas pueden esperar», porque lo que ahora toca es «dar espacio al corazón».
«Hoy, más que nunca, he comprendido tantos pasos vocacionales de la Biblia, donde los llamados sienten que el Señor les pide cosas que superan sus fuerzas. Pero al final se cumple esta realidad de fe: te basta mi gracia, nos basta su gracia», subrayó Artime, quien quiso agradecer la confianza de sus hermanos. «La cosa más preciosa que tiene la Congregación son sus salesianos. Es ésta la convicción más profunda, queridos hermanos, que quisiera ponerse en frente todos los días, sin olvidarla jamás».
Y continúa: «Gracias a cada Hermano en cualquier parte del mundo por su vida y su vocación salesiana. En nombre de los jóvenes y de Don Bosco que nos quiere para ellos, gracias a todos».
Al día siguiente, el Rector Mayor presidió la Eucaristía y en la homilía se centró en las palabras del Deuteronomio: «Ahora, Israel, escucha (…) para que viváis y entréis a poseer la tierra que os da el Señor Dios de vuestros padres…».
«Siento que el Señor me dice una vez más: ‘ahora, hijo mío, escucha…` Él me pide ponerme a la escucha atenta de cada uno de ustedes, de la Familia Salesiana, de los gritos de los jóvenes. Y me pide que me ponga en escucha junto a mis hermanos, junto con ustedes y nunca sin ustedes. (…) Don Bosco fue un hombre de escucha: supo interpretar las necesidades de los jóvenes más abandonados«, subrayó Artime, quien insistió en la necesidad de vivir para servir.
«Escuchar y vivir para entrar en posesión de la tierra que el Señor nos da: la tierra del mundo juvenil, en sus diversos aspectos, en el nuevo mundo digital y también en los antiguos y tradicionales espacios, donde los encontramos. Tomar posesión de la tierra no significa convertirse en dueños, sino ser siervos, que, como Moisés en el Sinaí, se quitan las sandalias, porque la vida de nuestros jóvenes es sagrada, incluso la vida de los jóvenes es justo la zarza ardiente de la que Dios nos habla al corazón y a donde nos espera para encontremos con Él».