Son plenamente conscientes de que su sincero amor al prójimo les acerca a Dios
(Elkano).- Mi fraternal afecto a los, muchos ya ancianos, cenobitas. Olvidados y muchas veces maltratados por la soberbia de los jóvenes tecnócratas eclesiásticos; aquellos que lucen sotana de paño de lujo (lo caro siempre es mejor y resulta a la larga barato decía), cortada por sastre cuyas bocamangas sobresalen desafiantes puños, muchas veces dobles, sujetos, en demasiadas ocasiones, por gemelos.
L@s cenobitas, l@s conventuales, l@s monásticos, l@s caustrales, también tantos y tantos curas de pueblo de sotana raida, han sufrido en silencio la displicencia, cuando no el claro desprecio, de quienes se consideran superiores … ¿tambien ante Dios?.
Buenas gentes, bien intencionadas gentes, los más próximos al Jesus de Nazareth Evangélico. Pegados al suelo, a la tierra, al polvo y al barro, a los problemas de sus vecinos.
Plenos de amor a ese hijo de Dios en el que no solo ven al Nazareno, también ven al ser humano pecador y le aman, y quizás, precisamente por ello le aman; por que la única diferencia entre el/a cenobita y ese ser humano tan solo está el hábito conventual o la raída sotana.
Ell@s aman al prójimo, rezan por los problemas personales de ese ser humano anónimo, curan heridas anímicas, aconsejan y con su mejor intención -evangélicamente, sin la más mínima duda-. Llaman a Dios a diario pidiéndole ayuda para esa persona en particular, saben que: «lo que hagas por una de mis gentes a mi mismo me lo haces».
Son plenamente conscientes de que su sincero amor al prójimo les acerca a Dios. Saben también de sus imperfecciones, al fin y al cabo también ellos son humanos. Y confían en que el Dios-Padre, al que han dedicado su humildemente anónima vida recoja en su momento su alma.
La Iglesia existe; actualmente algunos opinan que ya pasó el tiempo de l@s conventuales. Solo dos conceptos al respecto:
1º) La Iglesia nunca hubiera llegado hasta hoy sin estas buenas y bienintencionadas gentes a pesar de la oveja negra que siempre hay en el rebaño.
2º) Lo espiritual es el único oro que a la iglesia debe atraer.