Si miramos a nuestro alrededor, vemos a gente que está cruzando el desierto, literalmente: como los refugiados de Siria; los desplazados o amenazados por grupos y milicias armadas, en la Republica Centroafricana
(Cardenal Maradiaga, presidente de Cáritas Internationalis).- Queridos amigos: Hay ocasiones en la vida en las que nos encontramos perdidos en el desierto y lejos de casa. En esos momentos nos sentimos asustados, que nadie nos quiere y como si nuestro sufrimiento no se fuera a acabar nunca.
Si miramos a nuestro alrededor, vemos a gente que está cruzando el desierto, literalmente: como los refugiados de Siria; los desplazados o amenazados por grupos y milicias armadas, en la Republica Centroafricana; los migrantes desesperados que intentan cruzar las tierras yermas entre México y Estados Unidos, etc.
La esperanza es lo que mayormente nos empuja a nuestro viaje. Es la que nos asegura que saldremos del desierto para ver la luz de otro día. Nunca hemos de perder la esperanza, como dice el Papa Francisco: «Nunca dejen que nadie les robe la esperanza».
Tras un largo periodo en el desierto, que es la Cuaresma, llegamos a la Pascua de Resurrección: que es la victoria de la vida sobre la muerte. Es la victoria de Jesús sobre la opresión.
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