No hay humano contemporáneo que a ti que no te haya visto alguna vez, que no te haya sacado una foto cerca, que no te haya tocado o hablado contigo, no hay hombre o mujer que no te haya visto en la televisión
(Emilio Pinto, Ain Karen).- Supongo que para nosotros, los que hemos vivido junto a él todos sus años de Papa, seguirá siendo: Juan Pablo II; lo de San se lo pondrán los que vengan detrás.
No hay humano contemporáneo que a ti que no te haya visto alguna vez, que no te haya sacado una foto cerca, que no te haya tocado o hablado contigo, no hay hombre o mujer que no te haya visto en la televisión tirándote al suelo para besarlo o que no haya cantado eso de: «Juan Pablo segundo, te quiere todo el mundo» o aquello otro de «Totus tuus«.
Cada uno de nosotros podemos contar una experiencia contigo, una experiencia de fe, pero sobre todo una experiencia de sabernos queridos por un Papa venido de tierras extranjeras que cuando vivía nos quería y muerto nos ha acompañado en los momentos más difíciles de nuestra vida. Supongo que tendrías un permiso especial.
Dicen que: «no se puede conocer a un poeta hasta que no se visita su pueblo» pues yo añado hoy: no se puede conocer a Juan Pablo II sin conocer su Polonia:
¿Sabías que su pueblo está a su solo 33 Kilómetros de Auschwitz? El conoció el dolor humano en sus propias carnes. El sabía como huele un cuerpo humano cuando se quema y sobre todo ha sabido incluso perdonar a quien lo había hecho.
¿Sabías que fue ordenado sacerdote en secreto y solo con su obispo? El sabía lo que era vivir con miedo, con miedo a los alemanes, con miedo a los comunistas, con miedo a que mataran a su mejor amigo, con miedo a que el próximo fuera él mismo.
¿Sabías que la distancia entre Wadowice y Czestochowa es de 133 Kilómetros? Su encuentro con la Virgen de Czestochowa se podía producir en poco más de dos horas.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: