Francisco quiere que la Iglesia deje de ser “aduana” para convertirse en “hospital de campaña”. Y abra siempre sus “brazos misericordiosos” a todos los olvidados del mundo
(José M. Vidal).- Apenas se conocieron en vida. Juan XXIII sólo saludó una vez al entonces monseñor Wojtyla en 1962, cuando se lo presentó el primado de Polonia, cardenal Wizinsky, al comienzo de una de la primera sesión del Concilio. Pero compartieron juntos la gloria de los altares de manos de uno de sus sucesores, el Papa Francisco.
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