Filipinas sufre todos los años el paso de una veintena de tifones cuya frecuencia e intensidad podría aumentar en un futuro como consecuencia del cambio climático
La red internacional de Cáritas ha lanzado, cuando se cumplen seis meses de la catástrofe provocada en Filipinas por el paso del tifón Haiyan, un plan de post-emergencia que permitirá poner en marcha distintos proyectos de rehabilitación y reconstrucción para cerca de 100.000 damnificados especialmente vulnerables.
El plan, que se va a ejecutar durante los próximos tres años -su finalización está prevista para 2017-, cuenta con un presupuesto inicial de 9,7 millones de euros, que se destinarán, fundamentalmente, a planes de reconstrucción de viviendas, programas de recuperación de medios de vida de las poblaciones más afectadas -en los ámbitos de la agricultura y la pesca, entre otros-, y proyectos de instalación o reparación de infraestructuras de agua y saneamiento.
Cáritas Española contribuirá a este plan de post-emergencia con una partida de 500.000 euros procedentes de las aportaciones realizadas por los donantes españoles a los damnificados a través de la campaña ‘Cáritas con Filipinas’.
La red Cáritas desarrollará estos proyectos de reconstrucción poniendo especial énfasis en que incluyan una adecuada prevención de riesgos ante futuros desastres. Esta perspectiva es fundamental en un archipiélago como Filipinas, que sufre todos los años el paso de una veintena de tifones y cuya frecuencia e intensidad podría aumentar en un futuro como consecuencia del cambio climático. Según la ONU, Filipinas es uno de los países más expuestos al calentamiento global, con un incremento exponencial de las temperaturas y las lluvias.
Para ello, en los programas de construcción y rehabilitación de viviendas permanentes para 4.000 familias incluidas en el plan de post-emergencia de Cáritas se observarán criterios de resistencia ante fenómenos naturales y se usarán materiales y estructuras capaces de soportar fuertes vientos, terremotos y lluvias torrenciales.
«Me siento más segura en esta nueva casa; es fuerte», dice Anita Punay, una de las personas que perdieron su vivienda tras el paso de Haiyan y que, junto a su marido y bajo la supervisión de un ingeniero de Cáritas, está construyendo su nueva casa. «Estoy agradecida a las personas que nos han dado un lugar tranquilo para dormir«, añade.
En cuanto a la recuperación de los medios de vida de pequeños campesinos y pescadores, el objetivo del plan de post-emergencia de Cáritas es impulsar una diversificación de su actividad tradicional, de manera que no tengan una dependencia exclusiva de un sector productivo determinado.
En las Visayas, el archipiélago central de Filipinas arrasado por Haiyan, se perdieron 33 millones de cocoteros, un tipo de árbol que tarda cinco años en dar una producción de cocos adecuada, «demasiado tiempo» cuando ésta es la única fuente de sustento familiar, según explica Cáritas.
En algunas de esas islas, Cáritas ya está promoviendo la plantación de verduras de crecimiento rápido para que los pequeños campesinos las puedan vender en el mercado local a corto plazo. Además, se está suministrando a los agricultores -que perdieron un millón de toneladas de cultivos con el tifón- semillas de diferentes cultivos, que varían en función de la zona y de la calidad del terreno.
También fueron muchos los pescadores que perdieron sus medios de vida y que ahora, con el apoyo de Cáritas, están construyendo pequeñas embarcaciones y adquiriendo nuevas artes de pesca. Las Cáritas diocesanas filipinas están colaborando con las cofradías locales de pescadores para que éstas puedan fortalecer sus capacidades y desarrollar mecanismos de autogestión de los materiales de pesca.
LA RESPUESTA DE EMERGENCIA
El tifón Haiyan, que azotó el archipiélago el pasado 8 de noviembre con vientos de más 300 kilómetros por hora, arrasó pueblos y ciudades, y causó la muerte de unas 6.200 personas y la desaparición de otras 1.800. Además, 1,1 millones de familias quedaron sin techo.
La Iglesia y Cáritas de Filipinas, con el apoyo de toda la red internacional de Cáritas, respondieron a la emergencia a través de las comunidades locales y los equipos de voluntarios.
El 19 de noviembre de 2013, Cáritas Internationalis lanzó el primer llamamiento de emergencia (Emergency Appeal) por valor de 5,6 millones de euros, al que Cáritas Española aportó 700.000 euros. Gracias a este plan urgente de ayuda fue posible garantizar suministros de emergencia para más de 55.000 familias.
El apoyo de todas las Cáritas del mundo ha sido «abrumador», según indican desde la propia Cáritas Filipinas, y no sólo en términos económicos, sino también a través de una respuesta activa en el terreno, con el apoyo de expertos procedentes de diversas partes del mundo.
COMERCIO JUSTO
Por otra parte, la Red Interdiocesana de Comercio Justo (RICJ) de Caritas se unirá mañana, 10 de mayo, a la celebración del Día Mundial del Comercio Justo, que en esta edición estará protagonizada por el cacao.
Bajo el lema «Bueno para quien lo produce. Bueno para quien lo consume. Bueno para cambiar el mundo«, más de 60 ciudades de todo el país acogerán mañana distintos actos en los que se dará a conocer los abusos e injusticias que se producen durante la elaboración del cacao y que, al igual que muchos artículos de consumo cotidiano, contribuyen a consolidar la pobreza y la desigualdad globales.
Pobreza extrema y explotación infantil
Como recuerda en esta Jornada la Coordinadora Estatal de Comercio Justo -de la que forma parte Cáritas-, aunque las ventas de chocolate generan unos 100.000 millones de dólares en todo el mundo, quienes lo cultivan reciben una cantidad muy alejada de lo que necesitarían para salir de la pobreza extrema.
La explotación laboral infantil en las plantaciones de cacao es otra de las lacras del sector, a pesar de los compromisos que las empresas chocolateras adoptaron en 2001.
Como ha señalado Mercedes García de Vinuesa, presidenta de la Coordinadora Estatal, que promueve en España la celebración de la Jornada de mañana, «en Costa de Marfil, principal productor mundial, los productores de cacao necesitarían cobrar diez veces más por su cosecha para salir de la pobreza extrema».
Actos festivos y reivindicativos en toda España
Conferencias, conciertos, pasacalles, actividades infantiles, degustaciones, concursos de repostería, puestos informativos y de venta, son algunas de las actividades que se celebrarán en 60 localidades de 13 comunidades autónomas, convocados por las 31 organizaciones miembro de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.
En todas esas convocatorias se procederá a la lectura del Manifiesto del Día Mundial del Comercio Justo 2014 en el que, además de denunciar que solo en África 284.000 niños y niñas trabajan en la cosecha del cacao, más de 12.000 lo hacen en condiciones de esclavitud, sometidos a abusos y tráfico de menores, se anima a toda la ciudadanía a elegir Comercio Justo y a consumir productos cultivados por personas que han recibido un salario digno y no discriminatorio por razones de sexo, en cuya producción no ha habido explotación infantil y ha sido respetuosa con el medio ambiente.
Una celebración global
El Día Mundial del Comercio Justo se celebra en más de 50 países, convocados por la World Fair Trade Organization (Organización Mundial del Comercio Justo). Se trata de una jornada en la que organizaciones productoras, distribuidoras, tiendas y consumidores de Comercio Justo reivindican la necesidad de unas relaciones comerciales que no solo tengan en cuenta criterios económicos sino también los sociales y medioambientales.
El Comercio Justo tuvo su origen en los años 60, y hoy cuenta con 2,5 millones de productores y productoras, 500 organizaciones importadoras y más 4000 tiendas especializadas en Europa, además de instituciones internacionales que avalan el cumplimiento de sus diez principios.
Caritas se suma a la celebración del Día Mundial del Comercio Justo
Como cada año, la Red Interdiocesana de Comercio Justo de Cáritas, presente en 30 Cáritas Diocesanas de todo el país, participará de manera activa en la jornada. La RICJ es una red de organizaciones diocesanas que trabaja el comercio justo, dentro del marco de la economía solidaria, como herramienta de sensibilización y transformación social.
Considera que el comercio justo es parte de una estrategia más global con acciones y prácticas que hacen posibles otras relaciones económicas, situando en el centro a la persona.
Todas las experiencias de comercio justo en la Confederación Cáritas nacen y se ejecutan de manera integrada con otras líneas y programas de la acción social de Cáritas.
Esta Red de Cáritas trabaja el comercio justo en estrecha relación con las iniciativas que acompañan organizaciones de la red mundial de Cáritas, como Cáritas Bolivia, Cáritas Bangladesh, Cáritas Jerusalén o Cáritas Mauritania, entre otras.
De igual manera, actúa en alianza y de modo articulado con las importadoras, redes y organizaciones que en los planos local, estatal e internacional construyen comercio justo.
Para consultar las actividades programadas, haga click aquí.
(RD/Cáritas)