Somos testigos del protagonismo laical que se viven en ellos y valoramos el quehacer entregado que hacen en la iglesia y en elmundo
(José Moreno).- Que el Espíritu sopla donde quiere no es teoría, yo lo he visto estos días de estancia en Segovia. Allí nos hemos encontrado los consiliarios generales de los movimientos de acción católica: José María (Frater), Alvar (Hoac), Víctor (Joc), Fernando (Acg), Pepe (PX), Enrique (Mrc), Tomás (Mjrc) y yo (Jec).
Imagino que muchas personas al ver estos nombres y las siglas de los movimientos que acompañamos como consiliarios pueden pensar en un galimatías y desorden, despiezado y desmenuzado -como todos aquellos que hablaban lenguas distintas en Jerusalén-. Para otros puede ser considerado un residuo – para nosotros resto- histórico de nostálgicos que se mantienen en sus treces. Incluso habrá quien piense que si todavía existen estas realidades, o que habría que fundirlas para que siendo los mismos fueran más. Yo que he estado allí, coincidiendo con la semana previa a pentecostés, he visto la acción del Espíritu que mide y anima de una forma muy distinta a como nosotros solemos pesar y contar.
Es cierto que cada uno acompañamos a las permanentes de movimientos distintos en su referencia de misión, que no de carisma, porque no tenemos otro horizonte que el de evangelizar en medio del mundo, eso que dice el Papa de salir y de llegar allí no donde normalmente no se llega, lo que siempre ha identificado a la Iglesia en su ser y hacer, la misión. En este sentido nos sentimos en comunión total con las claves de la misión, estamos en la misma, y con la pedagogía de la transmisión del Evangelio centrados en la fe y en la acción, fundamentados siempre en la lectura creyente, la revisión de vida, la vida en grupo y el deseo de ir haciendo un mundo según el Reino, implicándonos en la transformación del mismo. Y nos urge una prioridad, propia de Jesús, los que sufren, los más pobres.
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