La fe invita a la búsqueda común con todas las personas y grupos de buena voluntad para que todos vivamos con la dignidad de personas y nos relacionemos como hermanos
(Jesús Espeja).- En una reciente entrevista televisada el papa Francisco apuntaba la necesidad de «rehabilitar la política», evocando el título de una Declaración del Episcopado Francés en 1999. Y ya en el mes de abril la revista «Exodo» eligió como tema «Recrear la política».
Se trata de una cuestión inaplazable cuando la corrupción contamina también incluso a los más altos cargos, aumenta la desigualdad entre los ciudadanos, y lógicamente crece cada día más la indignación contra el orden, o mejor desorden establecido.
Sin duda el mercado con su lógica del intercambio, es una herramienta válida y eficaz para organizar la actividad productiva. Pero la lógica del mercantilismo ha entrado en la gestión de la política -me das el voto y te prometo…-, desvirtuando la lógica del derecho. Y está desplazando también la lógica de la gratuidad hasta en el seno de la familia: las personas interesan sólo por su rentabilidad. El ser humano queda reducido a mercancía. Y en esta lógica mercantilista es imposible caminar hacia una democracia real.
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