"También tenemos derecho a saber de dónde procede el dinero para la construcción de las mezquitas". Comentario: Claro que sí, y también nosotros en las iglesias y hasta en Cáritas, y en las visitas papales
(J. I. Calleja).- Unos apuntes, tan inmediatos como breves, en diálogo con la entrevista a Rocco Buttiglione, en RD, al presentar el libro «¿Democracia sin religión? El derecho de los cristianos a influir en la sociedad».
Por ejemplo:
«Creo que en un país libre los pecadores tienen derecho a pecar, pero los curas tienen también derecho a decir que el pecado es pecado». Comentario: ¡Cuidado!, no somos especialistas ajenos a esa enfermedad. Cuidado con esos «roles» en blanco y negro, verdad y mentira, los que saben y lo que no. También los sacerdotes nos equivocamos al denunciar el pecado y al valorarlo como tal.
Hay «otros muchos católicos marginados, a los que no se les permite ascender en su carrera (política) todo lo que deberían». Comentario: ¡Cuidado!, como sucede en la Iglesia por las razones contrarias al reconocimiento dado a Rocco Buttiglione. Una denuncia más completa.
«Por eso los acuerdos con la Iglesia Católica dicen que la Iglesia debe predicar en el respeto a la Constitución, a las leyes, etc». Comentario: Entonces queda anulada buena parte de las otras respuestas del autor, sobre la legítima objeción de conciencia de palabra y acción en la democracia. Supongo que ha querido decir, en respeto de la dignidad humana y sus derechos fundamentales, aceptando que en la interpretación de algunos valores hay una fuerte discusión. Pero decir la Constitución y las leyes es equívoco.
«También tenemos derecho a saber de dónde procede el dinero para la construcción de las mezquitas». Comentario: Claro que sí, y también nosotros en las iglesias y hasta en Cáritas, y en las visitas papales. Valencia al fondo.
«Yo tengo derecho a transmitir a mis hijos mi cultura y mi religión… Pero el derecho prioritario de formular una propuesta lo tengo yo. No podemos renunciar al derecho que la mayoría de los ciudadanos tienen a proponer su tradición histórica». Comentario: La discusión es su fórmula escolar. Una cosa no predetermina el modo de la otra. Hay varias fórmulas para preservar ese objetivo-derecho, y la española es mala.
«(Los católicos) si ponen al lado por un momento las categorizaciones ideológicas». Comentario: Cómo me gustaría que esto fuera posible, pero no hay católicos sin ideología social; sin absolutizarlas, sí; sin ellas, no. Un mito corriente entre nosotros. Cuanto más se presume de no tener ideología, menos lo compruebo.
«(Los católicos) No pedimos privilegios, pedimos el derecho a existir y a ser ciudadanos como todos, sin ser discriminados… Si no me permites decir que algunas cosas son mejores y otras peores, el resultado es que no me permites pensar». Comentario: Seguro, es así. Pero no hay que equivocar mi derecho a decir esto, con mi pretensión de saber qué es lo bueno y lo malo, siempre, sin duda y para todos, y esto a la luz de la fe (como creyente) y de la razón (como ciudadano común).
«Pero ellos no están usando la violencia, están diciendo que el niño que, aún no ha nacido, es un ser humano que tiene derecho a la vida». Comentario: Cierto, es un derecho de protesta y denuncia moral; y tiene, en cuanto a la forma, los límites legales de un «escrache».
«Toda la moral tradicional permanece, no cambia nada (que nadie se haga ilusiones). La diferencia es que se está poniendo énfasis en la posibilidad de ese gran amor. De la misericordia de Dios». Comentario: No es cuestión de ilusiones, sino de que el enfoque moral de la misericordia cambia los efectos personales y sociales de toda la religión cristiana y su moral. Me sorprende que no lo considere. De hecho, en varios momentos de la entrevista, lo consigue.
Se dice que «aquellos que tienen convicciones enraizadas no valen para la democracia», en favor de un craso relativismo. Comentario: No lo creo. Hay mucha gente, pero mucha, que el reproche lo pone en si tomamos el atajo de la fe para reclamar certeza moral absoluta en todo y para todos, también en cuanto a la razón común. De esto va el debate y aquí no se menciona. Si no percibimos esta diferencia de certezas, el diálogo es difícil. Por supuesto, reconozco que el relativismo es muy común y la otra cara de un diálogo imposible. Pero nosotros debemos caer en cuenta en esa diferencia de certeza y conocimiento en la fe y en la razón.
Estupendo leer la entrevista y ver entre nosotros buenos argumentos en los que no siempre estoy de acuerdo. Me gusta este catolicismo diverso, amistoso y argumentativo.