Convertir esta Iglesia, en un espacio donde se vivan las Bienaventuranzas acogedora de los pobres y desvalidos y fuente de esperanza y de amor
Más información
(J. M. Bausset).- Hoy día 14, se conmemora el 450 aniversario del nacimiento de la diócesis de Orihuela. Son 450 años de una comunidad de fe, de caridad, de evangelización. 450 años de testimonio, de tantos y tantos hombres y mujeres que, como cristianos, han sido testigos del Señor Resucitado.
Este aniversario se ha estado celebrando desde el pasado mes de noviembre con diversos actos, para así hacer patente la vida de esta Iglesia de Orihuela, a la que posteriormente se unió una buena parte de las tierras de la provincia de Alacant.
Fue el 14 de julio de 1564, hoy hace 450 años, cuando, a petición del rey Felipe II, el papa Pío IV creaba la diócesis de Orihuela. El día 1 de mayo de 1565 se hacía pública la lectura solemne de las bulas en la nueva catedral del Salvador y el mismo papa Pío IV nombraba al que seria primer obispo de la nueva diócesis: Gregorio Antonio Gallo de Andrade, catedrático de Biblia, que había participado en el Concilio de Trento, y que tomó posesión del obispado el 23 de marzo de 1566.
Posteriormente, en el siglo pasado, con la remodelación de las diócesis, el 8 de marzo de 1964, el papa Juan XXIII firmaba la bula por la cual la diócesis dejaba de llamarse de Orihuela y tomaba el nombre de Orihuela-Alacant.
Ahora, estas comunidades cristianas de esta diócesis, llenas de alegría, han clausurado las celebraciones de estos 450 años de fe. 450 años de historia de una comunidad pascual, servidora del Evangelio y de los pobres. 450 años de fe en la historia de los valencianos. Una fe viva, que se ha transmitido de generación en generación. Una fe que ha hecho posible el anuncio del Evangelio, el servicio de la caridad, y la celebración la liturgia. Una fe viva, presente en nuestros pueblos, desde la Vila Joiosa a Mutxamel y desde Elx a Crevillent, Xixona, Elda, Alacant y Santa Pola.
La vida de fe del actual obispado de Orihuela-Alacant viene de lejos, con la presencia del arte paleocristiano en l’Alcúdia de Elx y en Elda, una muestra que nos habla de la existencia de comunidades cristianas en esta zona. Y también la presencia de los obispos de Ilici en los Concilios de Toledo, en el siglo VII.
Los años 1304-1305, los territorios de Orihuela se incorporaron al Reino de València, aunque eclesiásticamente formaban parte de la soberanía de Cartagena. Fue durante la reunión de Cortes en Monzón, que el Primado de Cataluña y presidente del brazo eclesiástico, Ferran de Lloaces i Peres, consiguió que el rey Felipe II solicitara al papa Pío IV, la segregación definitiva de Orihuela, respecto a Cartagena. De esta manera se erigió el obispado de Orihuela, el 1564.
En la remodelación del obispado de Orihuela, el 1950, la ciudad de Caudete, que pertenecía a esta diócesis, pasó a formar parte de la diócesis de Albacete.
Posteriormente, el 1954, Villena, Sax y La Encina, que eran de la diócesis de Cartagena, pasaron a Orihuela, mientras que Ayora y Santa Lucía, també de Orihuela, se incorporaban al arzobispado de València. Finalmente, el 1957, la Santa Sede separó de la diócesis de València, parte del territorio de la provincia de Alacant y lo agregó al obispado de Orihuela. Fueron las parroquias de los arciprestados de Callosa d’En Sarrià (excepto Benissa) y las de la Vila Joiosa y Xixona.
La fe de la actual diócesis de Orihuela-Alacant ha sido fortalecida a lo largo de la historia con los Sínodos Diocesanos y con el testimonio de sus pastores, desde su primer obispo, hace 450 años, Gregorio Antonio Gallo, hasta el obispo actual, Jesús Murgui, y de una manera especial, por el beato alicantino Francesc Castelló Aleu.
En este nuevo milenio, fiel a la tradición y abierta a la modernidad, los cristianos de la diócesis de Orihuela-Alacant quieren continuar siendo testigos del Señor Resucitado, para así convertir esta Iglesia, en un espacio donde se vivan las Bienaventuranzas acogedora de los pobres y desvalidos y fuente de esperanza y de amor.