Según Lutero, la comunidad cristiana debería ser un ámbito donde no rigen las leyes de la economía monetaria
(José I. González-Faus sj).- Hace casi cien años, Walter Benjamin redactó una nota titulada «Capitalismo como religión»: el capitalismo funge religiosamente porque se presenta como «experiencia de la totalidad». Pero es una religión sólo de culto: sin dogmas ni moral. Ese culto se lleva a cabo mediante el consumo, empalmando con la tesis marxiana de la mercancía convertida en fetiche mientras al trabajador se le convierte en mercancía. Es además una religión de culto continuo en la que todos los días son «de precepto». Y de un culto culpabilizador (en alemán Schuld significa a la vez deuda y culpa: por eso, según Benjamin, vivir con una deuda equivale a vivir con una culpa. Curiosamente en el arameo de Jesús sucedía algo parecido: la palabra schabq significa a la vez el perdón de los pecados y la remisión de las deudas).
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