No sería difícil encontrar un presbítero para cada pueblo, y saldrían más voluntarios de los que pensamos que apoyarían, una vez ordenados de sacerdote, la acción pastoral de la diócesis
(Josémari Lorenzo Amelibia).- Santidad: Cuando firmé el rescripto de secularización incluí, en folio aparte, una coletilla con esta anotación: «Salgo del clero porque dada mi manera de ser, necesito para mi equilibrio interior contraer matrimonio. No renuncio al sacerdocio. En el momento en que me necesiten pueden llamarme; sigo con vocación sacerdotal».
Cincuenta y seis años después de haber sido ordenado, continúo con esa misma vocación. Pero nadie me ha llamado, a pesar de la enorme carencia de «operarios de la mies«. Hoy ya de poco serviría, dada me ancianidad: con ochenta años no puedo hacer mucho, pero sí algo.
Y aquí viene mi iniciativa, la cuestión. Mejor que sentarse para estructurar una nueva organización pastoral, haciendo filigranas, uniendo parroquias, celebrando misas «secas» sin cura, hubiera sido que todos los obispos al unísono hubieran pedido al Papa la reintegración de esos cien mil sacerdotes secularizados – si ellos lo deseaban – al ministerio. ¡Pero todavía hay tiempo! ¡Urge!
Para leer el artículo completo, pincha aquí: