Esta vez habló con el Sucesor de Pedro durante casi tres cuartos de hora
«Siempre nos sorprende». Con esta frase se refirió ayer la priora del convento de las Carmelitas Descalzas de Lucena, sor Adriana de Jesús Crucificado, al Papa Francisco, que el pasado sábado volvió a ponerse en contacto con esta comunidad de clausura lucentina para trasladarle su «cariño, cercanía y recuerdo afectuoso» al pueblo de Lucena.
Sor Adriana, que, al igual que dos de sus compañeras, es argentina y mantiene una relación de amistad con el Papa desde hace 15 años, cuando Jorge Mario Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires, señaló ayer que en esta tercera ocasión también sonó el contestador, como en la primera, pero que llegó a tiempo para atender al Papa Bergoglio, argentino como ella, y del que dice que son «amigos, pero amigos religiosos», según declaró ayer. La religiosa explicó que el Pontífice llamó al convento a las 16.10 horas de la tarde del 2 de agosto para interesarse por la congregación y mandar un mensaje de cariño al pueblo de Lucena.
«Estaba dejando el mismo mensaje en el contestador cuando descolgué el teléfono», señala la priora, que recuerda aquel famoso «¿qué estarán haciendo las monjas, que no pueden atender?», que dio la vuelta al mundo.
En la conversación del sábado, le trasmitió al Papa anécdotas de habitantes de Lucena, como la de un vecino que llama al pontífice «Papa Curro», mientras que Francisco le contó que estaba «bien de salud», y que estaba preparando su próximo viaje a Corea del Sur.
Sor Adriana de Jesús Crucificado recordó que la primera vez que llamó el Papa fue el 31 de diciembre del pasado año y que dejó un mensaje en el contestador, ese mismo día llamó de nuevo y apenas pudo mantener una conversación breve, pero que esta vez habló con el Sucesor de Pedro durante casi tres cuartos de hora.
En todo ese tiempo, el Papa también les pidió a las religiosas que transmitieran su cariño al pueblo de Lucena, algo que éstas hicieron de inmediato a través de su capellán, Iván Martín Tejada Hidalgo, que hizo partícipe del diálogo a David Aguilera Malagón, párroco de San Mateo Apóstol y vicario episcopal de la Campiña cordobesa.
Con motivo de la primera conferencia, efectuada a finales de 2013, sor Adriana manifestó que cuando ella y sus compañeras estaban en Argentina, el entonces arzobispo de Buenos Aires «siempre llamaba pidiendo oraciones y se interesaba por nosotras, aunque nunca hubo un trato directo y personal».
En aquella ocasión, el Papa trasladó mensajes de «ánimo, esperanza y alegría». «Es el mismo de siempre», afirmaba sor Adriana hace ahora ocho meses. Además, indicó que nunca pensaban que el obispo de Roma pudiera llamarlas aunque sabían que estaban «en su corazón».
(RD/Agencias)